Por fin, ya era hora, cuando escribo esto, ya lleva 24 horas en la cárcel Sevilla II, en la que ingresó ataviado con ropa deportiva y sin querer hacer comentarios a los periodistas. No hablo de él por amarillismo, más bien por la relevancia del caso. Dada la naturaleza de los hechos, no podía quedar impune el crimen que cometió, ni es una mera noticia sensacionalista más. Crea precedente.
Habrá quien piense que no hay que pasarse con el pobre chico. Atropellar accidentalmente es algo que le puede pasar casi a cualquiera, pero cuando eso ocurre por ir muy rápido, sin tener carnet ni seguro, no prestar ayuda al damnificado, huir y hacer todo lo posible por encubrirlo, ya es otra cosa. No basta con pedir perdón a la familia, lo que ellos han perdido, a Benjamín Olalla, no lo van a recuperar con buenas palabras.
Se interrumpe la trayectoria artística de un conocido bailaor y su mujer va a tener que verle a través de un cristal en la zona de visitas, pero eso no es nada comparado con lo que han sufrido la viuda de Benjamín y sus padres.
No permanecerá mucho tiempo, 3 años según la sentencia, aunque tal vez podrían ser menos. Queda el consuelo de que por la cobertura mediática, llegue a oidos de algunos que si cometen una burrada semejante, irán a la cárcel. Quizás alguno de esos conductores que ya circulan con todos los puntos retirados -por defectos del sistema-, se den por aludidos, aunque dudo mucho que ocurra tal cosa.
La semana pasada en Coslada (Madrid), tres niños de 8, 10 y 13 años robaron un BMW y fueron perseguidos por la policía durante 6 kilómetros. Fueron detenidos y puestos en libertad acto seguido por que ni siquiera son imputables por la Ley del Menor. Todo quedó en una anécdota y dolor cervical de algunos agentes que participaron en la persecución por un golpe.
Se da la circunstancia de que los niños eran de un poblado marginal de la zona. Además, para robar un coche y echarte un pique con la policía, seguro que has arrancado y conducido un coche más de una vez. Un niño normal no habría sabido ni girar en la primera curva, eso si consigue meter la 2ª marcha.
Me pregunto qué trascendencia habría tenido el caso si en medio de la persecución, hubiese fallecido alguien. Desgraciadamente, en este país sale demasiado barato cometer ciertos crímenes y por otra parte, algunas penas son excesivas en relación al delito. Tiene que haber un balance lógico, no es lo mismo accidente que crimen.
Tampoco hay que esperar a una desgracia para hacer algo. Si Benjamín no hubiese muerto, lo peor que le podría haber pasado a Farruquito habría sido pagar una considerable multa, pero eso no parece ser un problema para él. Esta sociedad funciona así, hasta que no ocurre algo malo -cuando todo el mundo se lleva las manos a la cabeza- «no pasa nada».
Espero no cruzarme en mi camino ni a Farruquito ni a ninguno de sus seguidores. Al menos, este señor no podrá ser un peligro para la seguridad vial mientras siga en prisión.
Especialmente lamentable el caso de Farruquito… o deberiamos hecharle la culpa a la justicia española, que no ha sabido imponerle el castigo que se merecia. Es por eso que su entrada en prision me deja cierto sabor agridulce, pues es innegable que merece estar entre rejas, pero bastante tiempo mas de 3 años.