En Junio de 2004, cerca de Mérida, circulaba un Mercedes a más de 160 Km/h. Tal vez el conductor era de esos que «a 120 se duerme», de modo que iba a un ritmo más alegre. En un instante, le entró la modorra y cambió 2 carriles rápidamente, perdió el control del coche, se saltó la mediana y colisionó contra otro vehículo que iba en sentido contrario. Murió el acompañante de este señor, y además, 4 seres inocentes.
Se llamaban José, Cristina, David y Miriam; los chicos eran hermanos, y ellas, sus respectivas parejas. Tenían toda una vida por delante, pero se cruzaron con la fatalidad en forma de conductor «bala» que se quedó dormido. Podríamos pensar que a 200 Km/h habría ido más espabilado el hombre, pero no, el que se duerme a 160 Km/h, se va a dormir igual a 120 Km/h, solo que si se duerme a 160, mucho peor.
La justicia ha dictado sentencia, lo que en principio iba a ser una simple falta administrativa ha acabado en 5 homicidios por imprudencia, lo que supone al conductor cuatro años de cárcel y seis años de privación de circular con vehículos a motor, no podrá ni conducir ciclomotores. En el juicio, reconoció haberse dormido, pero la elevada velocidad agravó lo que podría haber sido un golpe contra el quitamiedos o un choque de menor severidad. La velocidad no es el problema, es un agravante del problema.
La fatiga afecta a todos los conductores, ya sean expertos o con el carnet recién estrenado. Su aparición es difícil de detectar, y un conductor experto sabe que pasadas 2 horas, no es el mismo. Circular tan rápido para ir espabilado no evita la fatiga, da una falsa sensación de despeje, pero en realidad nos cansamos más rápido, ya que obligamos a los sentidos a estar más alerta y tenemos que tomar decisiones en menos tiempo.
Cada 2 horas o 200-300 kilómetros, es muy aconsejable parar, estirar las piernas y tomarse un café. El cuerpo no reacciona igual despejado que cansado, y conducir es una actividad que fatiga la mente. No hay que espabilarse corriendo más, hay que parar, y si nos entra la modorra, lo sensato es echarse una cabezada. Seguir conduciendo es una temeridad.
Ojalá hubiese sabido esto el hombre que mató a estas cinco personas, algo que sus muchos años de carnet, sus muchos kilómetros y su experiencia no le habían enseñado. Un conductor experto tiene muchos kilómetros a sus espaldas, pero un conductor que tiene muchos kilómetros a sus espaldas no tiene por qué ser un buen conductor. En términos de lógica, A->B no implica B->A.
Los familiares están satisfechos ya que es la máxima pena que podían lograr, pero ¿quién devuelve la vida a esos jóvenes? A estas alturas, una de las chicas podría estar ya embarazada y ya tendrían un montón de proyectos en marcha. Tenían entre 20 y 27 años. Pensar en ello me entristece. Cualquiera de nosotros podría haberse puesto en la trayectoria de aquel coche.
El hecho de que sobreviviera el conductor, dadas las circunstancias del accidente, es de auténtica suerte. Ahora tendrá que vivir con cinco muertes a sus espaldas, y de momento, se tirará unos cuantos años a la sombra. Algo menor sería inaceptable.
Hago mías las siguientes palabras de Flor Zapata, que perdió a su hija a manos de un imprudente que iba borracho:
«Esperemos que la justicia siga por este camino y que las personas que no tienen respeto por la vida de los demás, tomen buena nota de esta sentencia.»
Amén.
«La fatiga afecta a todos los conductores, ya sean expertos o con el carnet recién estrenado. Su aparición es difícil de detectar, y un conductor experto sabe que pasadas 2 horas, no es el mismo.»
Algunos síntomas clásicos para detectar la propia fatiga:
Movimientos repentinos, refregones. El cuerpo detecta el adormecimiento e intenta espabilarse.
Correcciones de la trayectoria del vehículo. Como nos adormecemos pero el coche sigue su marcha, tenemos que corregir nuestras desviaciones de golpe.
Nos frotamos los ojos. Lógico. Los tenemos irritados.
Adormecimiento de las extremidades. Chungo, chungo…
Un par de cosillas más:
El café no hace milagros. La única solución contra el cansancio es parar y descansar. No, no me llamo Pero Grullo. Es así.
Los niveles de atención son cruciales en esto de la fatiga:
Si llevamos un nivel de atención bajo tenderemos al amodorramiento.
Si llevamos un nivel de atención alto, acabaremos fatigados y posiblemente caeremos en brazos de Morfeo.
Lo aconsejable es llevar un nivel de atención medio y parar en cuanto nos sintamos cansados.
Curiosamente, buena parte de siniestros en el transcurso viajes largos se dan en los últimos kilómetros: «joder, para lo que me queda, ya dormiré cuando llegue». Pues no. Se quedan dormidos en la cuneta siguiente. Para siempre.
No ha sido fácil conseguir esta sentencia. Esta familia, además del sufrimiento por la gran perdida, cuatro personas, dos de ellos hermanos, ha tenido que luchar para que no se viese sólo como una falta administrativa, pero han conseguido que se haga justicia.
Siento orgullo de conocerles y de llorar y reir juntos.
Gracias por haber dedicado un post a este tema. Gracias en nombre de mis amigas.
Flor Zapata Ruiz, madre de Helena.
Pues no puedo nada más que darle el pésame a las familias y alegrarme por ver que se sanciona este tipo de actitudes.
Pero os hago una pregunta: ¿el hecho de ir a 160km/h cambia algo? Creo que el problema está en que iba dormido y no estaba en condiciones de circular. Si te saltas la mediana a 120 también haces un destrozo. ¿Podría haber circulado dormido y a 80km/h? La respuesta es claramente NO, entonces, ¿por qué le echamos la culpa a circular a 160km/h?
Creo que es mucho más grave circular borracho o dormido que circular a 160km/h, sin embargo me hacen varios controles de velocidad al día y todavía nunca me han parado para hacerme uno de alcoholemia o «de sueño».
A ver si empezamos a pensar un poco en lo que causa los accidentes y no la velocidad a la se causan.
Hola, Fernando.
Se sabe qué causa los accidentes y las autoridades lo tienen baremado. Están las circunstancias del conductor (como las condiciones psicofísicas, la conducción saludable, el sueño y el cansancio), luego los grandes factores de riesgo (alcohol, velocidad nivel de atención y de seguridad así como la tendencia al riesgo de cada cual). Tras estos se sitúan el resto de factores (estado del vehículo, estado de la vía, condiciones meteorológicas, nivel de tráfico y observancia de la normativa).
El quid de la cuestión es que la velocidad excesiva está presente en buena parte de los siniestros de tráfico. Además, es un factor de riesgo fácilmente erradicable por parte del conductor: basta con levantar el pie derecho. Pero seguramente lo más importante es que la velocidad es un factor crucial en lo que respecta a los daños sufridos en los siniestros. Para entendernos, yendo borracho, adormilado y lloviendo por una carretera llena de baches a bordo de un coche con goteras, la velocidad puede determinar que un choque quede en un susto o en una tragedia.
Y, por otra parte, no olvidemos que la velocidad de un vehículo es objetivamente más fácilmente controlable que las condiciones psicofísicas de un conductor. 🙄 Y más barato, por cierto.
Hola, Fernando.
Resulta un poco cansado oir decir siempre lo mismo a los que aseguran que la velocidad no tiene la culpa, que supongo son todos esos que se me colocan a 10 cm del maletero cuando estoy adelantando a un camión a 150 km/h o me pasan por la derecha y se cuelan por entre el espacio justo que queda entre mi coche y el camión, con el consiguiente riesgo de que nos matemos todos. No voy a añadir más, porque Josep ya ha explicado con mucho acierto cómo influye la velocidad en las consecuencias de los accidentes (aunque la causa del accidente en sí sea otra).
Josep, seguro que tiene baremadas las causas de los accidentes y si, como en este caso, se considera la velocidad excesiva como una causa, pues todo queda claro.
Si para tí conducir adormilado y borracho por la noche con lluvia es más seguro que circular a 160 por autovía pues perfecto, pero para mí el tema es al contrario. Es decir, el borracho se la pegará, a la semana que viene comprará un coche nuevo y listo (a no ser que haya un tío paseando por la carretera, cambiando una rueda, etc..). Mientras tanto el incosciente muy probáblemente no se la pegue.
Sin embargo, no puedo quitarte la razón de que a mayor velocidad, mayores daños en caso de choque. Pero, ¿por qué tiene que haber un choque? En caso de choque es peor ir en un 127 que en un WV Touareg, ¿Prohibimos los 127? ¿O mejor prohibimos los Touareg para que los de los 127 no sufran daños?
Es decir, si has bebido y hace 15 horas que no duermes, ¿por qué cojes el coche? ESO ES LO QUE HAY QUE ERRADICAR.
Alse, como ya te comenté en otra noticia, los que se pegan al maletero de tu coche o se cuelan entre tu coche y el camión están cometiendo otra infracción que no es la de circular con exceso de velocidad, sino circular sin la distancia de seguridad o siplemente ser gilipollas.
Valora sencillamente que el tontolaba que se te pega al maletero va exactamente a la misma velocidad que tú, y sin embargo en una situación muy diferente. ¿Es la velocidad el problema? ¿Cambia algo la situación a 100km/h?
Hola Javier, soy Bea, la hermana de Cristina. Quería darte las gracias por la mención que has hecho de nuestros chicos en tu blog, significa mucho para nosotros.
Esta sentencia ha sido muy importante para todos, bueno aún no es firme pero confiamos en que sea ratificada por la Audiencia Provincial. En ningún momento durante el procedimiento creímos que íbamos a conseguir una sentencia tan dura, siempre que tengamos en cuenta que es lo máximo que permite el código penal y que prácticamente nadie es condenado a cuatro años de cárcel y 6 de retirada de carné en este país. Las tres familias hemos luchado mucho y por supuesto seguiremos luchando hasta el final. El camino ha sido muy duro y realmente nos hemos sentido maltratados por el sistema, empezando por la falta de ayuda psicológica y pasando por un atestado con omisión de pruebas fundamentales, podría contarte muchas cosas que nos han ido ocurriendo pero tampoco pretendo aburrirte.
De todos modos nunca me acostumbraré a vivir sin ellos, es lo mas duro que he tenido que vivir en mi vida, jamás se vuelve al antes del “accidente”, a partir del 11 de julio de 2004 nada volverá a ser como antes, las risas ya no suenan igual, las ilusiones no ilusionan, es muy triste encontrarte a tu madre destrozada rodeada de un corro de fotografías intentando recuperar a su niña a través de imágenes y ver a tu padre triste, ausente, como si por él hubieran pasado ya mas de diez años, mira todo lo que nos han robado…, lo peor, por supuesto, sus vidas. Es muy fácil morir o que te maten en la carretera, desgraciadamente hay muy poca conciencia y cuesta mucho llegar a la gente, tú estás poniendo tu granito de arena, yo lo estoy intentado a través de la asociación Stop Accidentes, ojalá lo consigamos.
Un fuerte abrazo y de nuevo gracias.
La velocidad SIEMPRE agrava las consecuencias de un “accidente”.
No hay de qué Beatriz. Es lo único que puedo hacer por ellos, con que uno solo reflexione y se salve alguien…
Ánimo.