En una noche reciente, tuve dos sueños seguidos, productos de una mente cansada después de muchas jornadas agotadoras física y mentalmente (valga la redundancia). En uno de ellos, se me repitió algo que mi subconsciente teme: no haber devuelto un coche de prensa en… meses. Obviamente nunca ha pasado, siempre he cumplido los plazos.
Más o menos acontece así. Me encuentro fuera de Madrid, cuando me llama mi madre por teléfono, y la conversación es más o menos así:
– Madre: Hola Javier.
– Javier: ¿Qué tal?
– M: Mira, te llamo a ver si resuelves de una vez lo de ese coche.
– J: ¿Qué coche?
– M: El todoterreno que tienes aparcado en la calle desde hace meses, que ha vuelto a aparecer.
– J: No sé de qué me hablas.
– M: Sí, ese que te dejaron hace años y te olvidaste de él. ¿Puede ser un Kia Sorento?
– J: ¡Pero si ese coche me lo dejaron en 2006!
– M: Pues sigue aquí.
– J: ¡No jodas! ¿No lo he devuelto todavía? :O
En ese momento mi mente se puso a trabajar. Finales de 2006, iba a la universidad, estaba con otra chica, me dejaron un Sorento con matrícula DZH… pero juraría haberlo devuelto. Si la prueba se escribió, se sacaron las fotos y todo. No lo entiendo.
Por lo visto, el coche se quedó en la calle sin devolver durante un tiempo, como si me hubiese olvidado de él. Un buen día, desapareció, y entonces sí que desconecté. Pero recientemente, el coche volvió a aparecer en la calle, con algunos desperfectos de pintura y el interior en mal estado.
Tengo la creencia de que algunos del pueblo, quizás de Europa del Este, se lo llevaron –sin permiso, claro– y lo estuvieron usando. No entiendo por qué lo han traído de nuevo, pero me meto a investigar dentro. Giro la llave hasta la posición de contacto y alucino cuando veo el indicador: ¡más de 740.000 kilómetros!
Joder, sí que son duros estos cacharros. El motor 2.5 CRDi tragaba como la madre que le parió, pero debe ser muy duro porque ha aguantado de todo. Os tengo que admitir que mi subconsiente puso ahí el interior de un Range Rover de los 80, como el que tenía mi abuelo en la época (matrícula M-xxxx-HG).
El caso es que el motor arranca, todo parece ir bien, pero el coche no está en un estado digamos de revista. Ahora viene la pregunta del millón, ¿qué puñetas hago con él?
– Devolverlo a Kia: Si ese modelo ya no se vende, ¿para qué quieren un coche de prensa con 740.000 km? ¿Para un museo? Además, ni el jefe de prensa ni el director de comunicación son los mismos (hechos 100% reales). Lo más seguro es que ni se acuerden de su existencia.
– Venderlo: No sé si voy a conseguir 1.000 ó 2.000 euros con este kilometraje y 6 años, y visualmente tiraría para atrás a cualquier potencial comprador. ¿Quién se compraría un coche en ese estado?
– Quedármelo: Ya tengo dos coches, ¿para qué quiero tres? Además, ¿para qué necesito yo un todoterreno si no salgo nunca de carretera y cuando lo hago no necesito reductora ni gaitas?
– Que lo usen mis hermanos: mi hermana mayor no quiere algo tan grande, la pequeña se arruina como mueva esto (10-11 l/100 km a 1,4 euros el litro es una pasta) y mi hermano no tiene carné.
Pues antes de tomar una decisión, sonó el despertador. Cuando me espabilé un poco, volví al mundo real.
Realidad contra ficción
Ese coche existe, pero se devolvió el día que me dijeron que tenía que devolverlo, no se lo llevaron a Europa del Este (que yo sepa) y no creo que tenga ahora 740.000 kilómetros. Y aunque la gente de prensa haya cambiado, dudo mucho que se vayan a olvidar de que me han dejado un coche que estaría valorado en más de 30.000 euros.
¿Y por qué me da por soñar con estas cosas? No sé, creo que tendría que mirármelo un doble titulado en Ingeniería Mecánica y Psicología, si es que tal combinación existe.
¿Y si alguien me regala un Sorento, ya sea de los nuevos o de los anteriores? Pues, sinceramente, no sabría qué hacer con él, porque no lo necesito, ni me vendría bien tener algo tan grande, que gaste tanto (el moderno es cierto que gasta bastante menos) y que no me permita tomar las rotondas rápido sin ponerme a dos ruedas (esto va por el antiguo ;))
Al menos, cuando iba a la universidad, como está en medio del campo (Campus de Colmenarejo, UC3M), me venía bien tener un 4×4 cuando hacía aparcamiento «creativo» fuera de las plazas asfaltadas. Había un sitio muy bueno cerca de la puerta en el que nadie le echaba huevos a aparcar cuando llovía, porque se formaba un barro muy denso.
Pero ahora un 4×4 ni me cabe en la plaza de garaje. Lo más probable es que lo acabase vendiendo, porque aunque me gusta meterme de vez en cuando en pistas fuera de carretera, como me pillen los forestales, me crujen vivo por mucho que yo sea un amante de la naturaleza y me comporte de forma cívica. En ese plan, como que paso.
Desde aquí mando un afectuoso saludo a toda la gente que ha trabajado en el Departamento de Prensa de Kia España o que ahora trabaja allí. Descuidad, que yo no tardo meses en devolver ningún coche, aunque a veces, mi subconsciente fantasea con eso y no es la primera vez que me pasa, fantasear.
PD: Por cierto, el mencionado Range Rover de los 80 fue fácilmente el primer coche que conduje a escala 1:1, después del correpasillos. Estoy hablando de cuando era MUY pequeño, pero tranquilos, era en un terreno privado, cero tráfico y siempre supervisado por un adulto. Apuntaba maneras.
Es curioso, pero recuerdo muchos detalles de ese interior, se me grabaron a fuego, incluso recuerdo cómo olía o cómo sonaban las pesadas puertas al cerrarse. Muchos años después me dejaron un coche de prensa, ya no recuerdo la marca, que me recordó a aquellos años 80 en los que estuve en ese Range Rover. Eso sí que fue un viaje al pasado.
Joder, soy un friki.
Jajajaja, admítelo, Javier! Tu subconsciente te está pidiendo a gritos algo más grande que el Prius y el Supra y si es con 7 años de garantía, mejor 😉
Cambiando un poco el tema, quería consultarte algo: ¿Qué opinión te merece el Smart Roadster? Llevo varias semanas dándole vueltas y veo precios bastante razonables.
Saludos.
Hahahah, vives, comes y duermes con las tuercas.
sl2!