No recuerdo cuál fue la primera revista de coches que tuve, creo que acabó en un contenedor, pero salía una comparativa entre el Peugeot 106 gasolina y el diesel. Hasta entonces solo había visto revistas de informática, la Amstrad Semanal, Hobby Consolas y poco más.
Hace casi 10 años empecé a mirar prensa de motor de forma periódica. Habría querido poner fotos de la colección que tengo pero algún editor podría tirarme de las orejas por reproducir portadas. Os diré que son dos cajas bien grandes y que pesan más que yo seguramente… Además, intencionadamente lo hago así, todo texto, queda bastante más retro.
He leído un poco de todo: Autopista, Motor 16, Auto Diesel Semanal, CAR, Autofácil, Autobild, Alta Gama, Top Auto… Antes tenía más tiempo para leer, ahora lamentablemente no lo tengo. Tengo tres revistas recientes que no me ha dado tiempo ni a mirar, menos mal que ya no tengo suscripciones. Bueno, al menos las he ojeado.
Esa falta de tiempo viene por motivos profesionales. Me dedico a producir contenidos de motor, así que en la práctica me empapo de contenidos también, pero estoy más cerca de las fuentes directas. Ahora si compro una revista, salvo pruebas o reportajes, casi todo lo que salga de actualidad ya lo habré visto. Otros devoradores de información digital igual empatizan conmigo.
La inmediatez de Internet está cargándose parte del romanticismo de la profesión periodística. Hace 100 años uno se enteraba de los bombazos informativos por los periódicos y los chavales que los vendían por un sueldo niciendurista. Ahora nos enteramos por Twitter. Somos la sociedad de la prisa.
Imaginad que sale una novedad de la marca «X». Los medios de Internet podemos tener un margen de minutos o de horas para publicarlo. Las revistas, salvo que se hayan beneficiado de información embargada (para darles ventaja) no pueden competir con eso. Lo mismo pasa con los periódicos, en cualquiera de sus secciones, aunque esos salen todos los días.
Siempre habrá lectores fieles que aprecien el tacto del papel en sus manos, las fotografías impresionantes, una sobredosis de datos del centro técnico o comparativas que solo están al alcance de algunos medios. La pregunta es, ¿bastan esos lectores para sostener ese sistema?
¿Está condenado el papel? No lo creo, pero sí creo que tiene que adaptarse. Por ejemplo, ahora que las ventas de coches están por los suelos, las ventas de prensa de motor en papel no están en su mejor momento. Sin embargo, en Internet, la gente sigue viendo coches que están a su alcance o que jamás lo estarán. Como es gratis…
A veces, echo de menos tiempo para abrir la revista semanal o mensual, leer los artículos con calma, y hacerme partícipe del relato que cuenta el periodista, mirar las fotos con admiración e imaginarme que estoy conduciendo ese coche… o al menos que vaya de copiloto. Estoy obligado a ser un prisas. Muchos lectores también son unos prisas, el día tiene 24 horas y a veces son escasas.
Imaginad un medio de Internet que saca todas sus noticias con periodicidad semanal, mensual o trimestral. Sé que alguno dirá que a veces incluso los medios más rápidos pueden dejarse una información algo caducada, touché. No es la tónica general, generalmente los medios digitales son más rapidos.
No me imagino un reproche a un medio tradicional por ser «lentos» en publicar algo, pero en un medio digital, está a la orden del día. Hasta hay gente que te echa la bronca porque una noticia la he leído el día antes o tres horas antes en otro medio rival. Que conste que lo entiendo, pero a veces toca un poco los cataplines…
Por mucho que las revistas de motor evolucionen a un puñado de unos y ceros en forma de suscripción digital para leer en tableta, creo que siempre tendrán su hueco. La llegada de la lectura digital jamás acabará con la lectura en papel. Tienen su encanto, y eso no se puede reproducir de forma digital. Os lo dice alguien que ha nacido en el boom de la electrónica.
Cuando llegó la prensa de motor en Internet, se enfrentaron dos generaciones de periodistas: los que venían de la máquina de escribir o el Word Perfect, y los que empezaron a publicar en los albores de la triple «W» aunque fuese con unas fotos ridículas (en tamaño, no en calidad fotográfica). Quien husmease la red a finales de los 90 seguro que sabe a qué me refiero, sobre todo si entiende el significado de la palabra «modem».
Igual hay quien se sorprende cuando os digo que los comunicados de prensa, antes de que se mandasen todos por correo electrónico o Twitter, se mandaban por correo postal, en papel. Las fotografías venían en papel químico, diapositivas, o en los últimos tiempos, en CD. Cuando empecé en esto, bastante volumen de información se mandaba así. Todo se hacía más despacio.¿Y los vídeos? Cintas de VHS, U-Matic o Betacam. Lo de Youtube es muy moderno, no siempre estuvo ahí.
Ahora Internet ofrece el HD, vídeos y resoluciones de escándalo, bendita «banda ancha». Algunos medios digitales ofrecen al lector galerías de fotos más extensas que un día sin pan, y con una calidad muy buena. No es lo mismo. Como una revista haga eso, se vendería por tomos. Y como quieran «adjuntar» vídeos en formato analógico, se compraría directamente por cajas.
Ojo, un blog es un medio, como lo es la revista, el periódico, un DVD o un programa de televisión. Algunos periodistas tradicionales escriben en blogs, y es bastante habitual en todo tipo de prensa. Un blog no es sinónimo de trabajo de poca calidad, o escrito por gente sin conocimientos, pero como apenas tiene barreras de entrada, literalmente, puede escribir CUALQUIERA. En los medios tradicionales no.
No sé ya si considerar que los blogs están chocando contra otras generaciones de periodistas. Al fin y al cabo, no es lo mismo un profesional, que un aficionado, que un aspirante a aficionado. No conozco medios tradicionales en los que escriba gente poco cualificada y que se note. El caso es que nos enfrentamos a un cambio de modelo, en el que todo lo digital parece enfrentarse a lo «analógico».
Ahora bien, hay que admitir que esta invasión de nuevas publicaciones, que no tienen costes o son más bajos que los de la prensa tradicional, suponen en cierto modo una amenaza al sistema. Eh, esperad, se puede mejorar la velocidad, o la cantidad de texto, pero hay intangibles que hay que considerar.
Siempre entenderá más de coches quien ha probado varias generaciones del producto, o que tiene más de un millón de kilómetros encima, o que tiene pasaportes caducados petados de sellos. Ahí las nuevas generaciones están en desventaja absoluta, y no se puede suplir todo leyendo. La experiencia es lo que tiene.
He tenido el honor de poder habido compartir jornadas y presentaciones con periodistas veteranos, sobre todo a los que tantas veces había leído, y tras habernos cruzado un montón de veces, asociar esa cara, ese nombre, y textos suyos. Y el poder tener «cara a cara» con ellos solamente ya en la red, lo considero un privilegio. Me refiero tanto a los más veteranos como a los que no son mucho mayores que yo, que rondo ya la treintena.
En este contexto de crisis, algunos medios peligran, en cierto modo es inevitable. Ya le pasó a los juglares en su día, les jodieron el negocio y tuvieron que adaptarse. El periodismo «tradicional» también ha de hacerlo. Dentro de unos años vendrá otra cosa que reemplazará al modelo actual. El papel sobrevivirá, pero en menor cantidad de medios.
Casi puedo verlo. En una presentación, se transmitirán las ruedas de prensa en directo, se podrá ver al probador haciendo su trabajo con un retardo mínimo, e igual con rollos de realidad virtual o conexión neuronal al estilo Matrix se nos puede hacer «sentir» que estamos conduciendo o tocando un coche como si allí estuviésemos.
Pero también os digo una cosa. Por muy inmediata que sea la información, todo tiene un límite. El periodista es el profesional que se dedica a analizar la información, procesarla y presentarla a sus oyentes, lectores, televidentes… No es lo mismo ver una rueda de prensa que el análisis de un profesional de la información. Ya podemos ver algunas presentaciones en directo pero ¿es lo mismo que un artículo o reportaje a posteriori?
Nunca va a desaparecer el periodismo, a menos que todos los ciudadanos nos hagamos periodistas. Por la misma regla de tres, o nos sacamos todos la carrera de medicina o seguiremos necesitando médicos. Además, ya está sobradamente demostrado que el periodismo es uno de los pilares de una sociedad moderna, no lo va a reemplazar Twitter.
El romanticismo está a tu alcance por unas monedas
Así que os animo a recuperar un poco de ese romanticismo. Acercaros al kiosko, emocionaros con una portada, y gastaros unos eurillos en prensa de verdad, de la de toda la vida. Que luego las revistas acaben en un contenedor de reciclado o una estantería es lo de menos, lo que cuenta es habernos empapado de un trabajo bien hecho.
En prensa encontraremos de todo, desde la imparcialidad más ortodoxa a algo de parcialidad hacia algunas marcas. El lector elige, hay mucha variedad. No a todos los lectores le gusta lo mismo a fin de cuentas. Eso se aplica a medios tradicionales o digitales, sin distinción.
Tampoco es igual el lector digital que el lector tradicional. En los medios digitales combatimos constantemente contra el poco tiempo que se parece dedicar a la lectura y tratamos de enganchar al lector. En una revista, eso es distinto, las cosas suceden con menos prisa, o si lo preferís, menos ansia viva.
Yo mismo soy muy distinto cuando leo papel o cuando leo en una pantalla. Me cuesta leer artículos en digital, salvo que me guste mucho cómo está escrito y me enganche, sobre todo si no leo a un profesional. Cuando estoy con papel es otro rollo, y ya me pasaba antes de trabajar en ningún medio digital. Incluso cuando era adolescente, el papel tiene otro aroma, otro tacto, otro ritmo.
Los que nos dedicamos a este negocio podemos ser lectores o receptores, pero siempre será otra cosa el ser receptor total. No es nada raro que compañeros del gremio se compren revistas, de hecho lo suelen hacer, y no precisamente SU revista. Algunos medios permiten la interactividad con el generador de la información, pero está claro que una cosa es el torero, otra el toro y otra el público. Y hay toreros que ven la corrida desde arriba…
No deben confundirse los papeles, o como se solía decir, zapatero, a tus zapatos. Aunque a veces se encuentran personas entre los receptores (como vosotros) que, viendo lo que comentan, da lástima que no tengan un trabajo en esto. Pero vamos, que lo más frecuente es que los profesionales de la información vayan por un lado, y los receptores por otro, aunque unos y otros están más próximos que nunca. Hasta se pueden agregar a las redes sociales en muchos casos.
Espero que os haya animado a ir mañana al kiosko, a ver si hacéis algún descubrimiento, o redescubrimiento. Con la de dinero que nos gastamos en otras cosas, no podremos decir que sea un lujo o que sea demasiado caro. Si analizamos la relación tiempo/precio, es muy difícil de mejorar.
Seguro que gastas más dinero en conexión a Internet que en todo lo que te puedas gastar en prensa. ¿Acierto?
Eres tonto Javier. Hasta ahora tenía dudas de si lo eras o no al verte en las presentaciones, pero ahora lo tengo clarísimo. Eres tonto. No mereces perder ni un segundo más en una respuesta razonada. Eres tonto.
Puede que sea un tonto, pero tú eres un cobarde. Si no tienes respuesta razonada, es que no tienes argumentos. O igual sí los tienes, al igual que nombre (no conozco a ningún periodista que firme como «Jaleo»), pero te los guardas. Aunque puedas decirme cosas que no me gustan, estoy dispuesto a escuchar, en privado o por aquí, pero eso ya es cosa tuya. Pero los insultos gratuitos son muestra de falta de argumentos.
Ahora imagina que una persona te hace llegar un mensaje en el medio en el que trabajas y te dice, anónimamente, que eres tonto. Dime cómo te quedarías. No sé qué parte ha podido disgustarte, sinceramente.
Hay dos tipos de personas en Internet, las que dan la cara y las que usan seudónimos, máscaras o anonimato. Lo malo de dar la cara es que te arriesgas a que te la partan, ¿de qué te escondes? Da tu nombre, y te trataré con respeto aunque no lo hayas hecho conmigo. Yo sí considero que merece perder más de un segundo en debatir, aunque lo fácil sea pensar lo contrario.
Buenos días Javier,
Me parece bastante lógico que prefieras leer a un veterano con 30 años de experiencia y un millón de kilómetros a sus espaldas. Lo entiendo.
Pero, desde mi punto de vista, creo que tu también deberías entender que no todo el mundo nace sabiendo y las nuevas generaciones de bloggers o periodistas también necesitan una oportunidad donde aprender y formarse para algún día, con suerte, llegar a ser igual de grande que esos personajes de los que hablas.
Al menos eso espero yo.
Un saludo
Excelente artículo Javier, como siempre tus entradas son muy variadas y abarcan muchos temas con la particularidad que siempre uno quiere leerlos de principio a fin.
Yo también soy un fanático de los carros, también leo muchas revistas en físico aunque cada vez haya menos tiempo para eso, y la mayoría de los casos me parece más placentera la lectura en físico que en digital.
Pasa algo curioso, yo vivo en Colombia y tengo suscripción a Motor Trend de Estados Unidos, intenté muchas veces que las revistas llegaran a mi casa pero se perdían, no encontraban la dirección o pasaba cualquier cosa; al final decidí pedirle el favor a una amiga que vive en los Estados Unidos para que me las guardara y en algún viaje a Colombia me las entregara (normalmente una vez al año).
Para cuando las revistas llegan ya están desfasadas en tiempo con las noticias actuales, sin embargo las leo y le encuentro más placer leyendo en físico estos «artículos desfasados» que cuando leí el artículo por primera vez en la página, aunque también le atribuyo en algo a la interfaz un tanto complicada de la página (no es lo mismo que Motorpasion que es muy usable).
Obviamente uno no tendrá tiempo siempre para leer los artículos en físico (uno no carga con las revistas a todos los lugares pero casi siempre se tendrá acceso a internet), eso es una desventaja, pero ahora que vivimos en una época en que tenemos ambas opciones me siento afortunado, ojalá eso no cambie en el futuro.
¡Saludos!