Hoy es 5 de febrero, y sería un delito que me olvidase de nuestro aniversario, concretamente nuestro quinto aniversario. Te conocí una mañana en Barcelona, después de patearme medio país sin apenas haber dormido, y entonces nos presentaron. Te había deseado durante casi toda mi vida, y por fin estabas ante mi.
Hemos estado a las duras y a las maduras, en la salud y en la enfermedad, y la muerte no nos ha separado. Sigues siendo mi favorito, y lo sabes. Cuando estoy lejos de ti, me siento vacío, y es que te echo de menos. Pasaría más tiempo contigo, pero no siempre es posible.
Compartimos amaneceres, anocheceres, noches de estrellas, sol de justicia y nevadas. Siempre me has sido fiel, nunca me has dado un susto cuando viajaba contigo y me has demostrado que eres de fiar. Cuanto te lesionaste me hiciste sufrir mucho, pero eres un tío duro aunque ya seas madurito. Tú fuiste comprensivo cuando me acompañaba una chica…
24.000 km han pasado ya, y me has sangrado el bolsillo a base de bien, ya van 16.600 euros, pero pocas veces he gastado el dinero con tanta alegría. Y si tuviese más liquidez, me gastaría aún más. Perdóname si no te he proporcionado todos los cuidados que te merecías.
Ojalá sigas conmigo muchos más años, hasta que la muerte nos separe. Lucharé por ti hasta que me vuele el último euro, y te digo esto un poco en voz baja porque como se entere el otro, igual se pone celoso. Os quiero a cada uno de una manera distinta, obviamente.
Gracias por tu compañía, amigo mío. Seguiremos haciendo una buena pareja. No he dejado de soñar contigo en este tiempo -alguna pesadilla he tenido, menos mal que al despertar todo volvía a su sitio- ni he pensado en dejarte. Una vez más te lo digo, ¡te quiero, no puedo vivir sin ti!
NOTA: Sí, es una carta de amor a un coche. Estás leyendo el blog personal de un enfermo del motor desde que tiene uso de razón, seguramente no lo entiendas, me da lo mismo. Es una relación platónica, no ha llegado a la mecafilia, que no estoy tan zumbado…
Jajaja, casi lloro joder.
Entiendo perfectamente esos sentimientos, yo los tuve hacia otro Toyota precisamente, cuanto más pasa el tiempo más lo echo de menos. Cometí el error de venderlo.
Te iba a hacer una propuesta indecente cualquier día de estos, pero al ver la carta de aniversario, mejor me busco a otro que odie a su Supra un poco más.
Saludos
Otro loco que le habla a los coches…
Yo también le escribí a mi Toyota Carina cuando pensé que lo perdía definitivamente. Él quiso una junta de culata y yo sin dinero.
El caso es que lo salvé aparcandolo en un garaje vacío de la familia, y ahí está, esperando que lo rescate…
Un saludo