
A menudo recibo correspondencia de mis lectores -habituales y nuevos- que me cuentan de todo, y una de las últimas «cartas» me ha llamado la atención. Alfonso se pregunta qué está pasando en el mercado, concretamente en el segmento SUV, y no precisamente para bien. Del tema he hablado unas cuantas veces, pero esta vez prefiero darle voz a él. Es una reflexión sobre un fabricante concreto, pero el caso es extrapolable a unos cuantos más. Ahí va:
«Hola Javi:
Te escribo este correo para ver si me puedes ayudar con el reemplazo de mi vehículo, problemática bastante acuciante actualmente en referencia al tema de los SUV. […] A continuación te expongo mi caso, que supongo a más de uno le debe ocurrir.
Resido a caballo entre una gran ciudad, por el interior de la cual me desplazo en transporte público (metro, bus…) y un pequeño pueblo en una zona remota de la sierra de Teruel, lugar en el que necesito un todoterreno bastante capaz con tracción a las cuatro ruedas debido a la orografía del terreno, inclemencias meteorológicas y labores de carga.

Antiguamente disponía de dos vehículos, un Renault Scènic con el que realizaba los viajes por carretera y un todo terreno de la desaparecida marca ARO, que utilizaba exclusivamente en Teruel, con el consiguiente coste por duplicado de disponer dos coches: impuesto de circulación, seguro, mantenimiento, …
A principios de los años 90 hacen su aparición unos vehículos que combinan a la perfección los dos usos que preciso, en concreto la primera generación del Nissan X-Trail, el cual rápidamente sustituye mis dos anteriores coches. Estupendo para mis necesidades. Es un vehículo con el que puedo realizar viajes cómodamente por carretera y las labores agrícolas sin prácticamente ningún impedimento, solamente una par de ocasiones he necesitado ser remolcado con el tractor de algún familiar, con el ahorro de dinero que representa tener un solo vehículo.
Transcurridos unos diez años, o sea actualmente, llega el momento de cambiar el coche por uno más moderno que aporte los nuevos “pluses” de seguridad y tecnología que representan estos años de investigación en el campo de la automoción y me encuentro con un gran problema.

Acudo a la misma marca para ver la nueva generación del Nissan X-Trail y tras una larga, incluso en algunos momentos intimidante conversación con el comercial, acaba reconociendo que no se ha fabricado pensado para trabajar fuera del asfalto, pero si hasta los respaldos de los asientos traseros y el maletero es de moqueta, ¡por Dios! La primera generación es de resina que al llegar a casa le das un “manguerazo” y como nuevo. Completamente decepcionado acudo a concesionarios de la competencia con el mismo resultado.
¿Qué ha ocurrido durante todo este tiempo? ¿Hemos retrocedido 15 años? Todas las marcas disponen de vehículos con apariencia de todoterreno pero ninguno de ellos lo es realmente, pero si la mayoría ni siquiera tiene tracción en la cuatro ruedas. Y los que pueden ser capaces (o al menos lo parecen) se escapan de presupuesto al pertenecer a marcas Premium.
Por eso te pregunto, ¿tengo que volver a comprar dos vehículos? ¿Un Lada Niva y un compacto sencillito para ir por carretera tipo Renault Mégane o similar, con el gran dispendio económico que representa volver a tener dos coches, o bien mantener mi actual Nissan X-Trail hasta el fin de sus días? ¿Se te ocurre algún modelo actual que realmente pueda combinar los dos valores que necesito en un coche y que sea de precio moderado?

Acabo con una reflexión ¿Por qué los fabricantes excluyen determinados sectores de la sociedad en sus argumentos de venta? ¿Solo interesa a las marcas la gente joven y moderna que vive a la moda y son más manipulables comercialmente?
Da la sensación que antes las empresas ideaban coches adaptándose a las necesidades del consumidor, ahora es al revés, es el cliente quien debe adaptarse a los caprichos de la industria. Por culpa de esta terrible moda de los SUV han desaparecido los 4×4 que realmente necesitamos las personas para las cuales fueron fabricados inicialmente.
Muchas gracias por haber dedicado un poquito de tu valioso tiempo en leer mis líneas.
Saludos.»
El lamento de Alfonso está plenamente justificado. Hace unos años, los SUV eran productos de nicho, se hacían pensando en las necesidades de un grupo de gente más bien concreto. Se buscaba una gran versatilidad, poder cargar cosas como tablas de surf o aperos deportivos que traían suciedad, perros… La versatilidad estaba aumentada por sus capacidades fuera de carretera, mejores que las de un turismo, aunque no tan buenas como las de un todoterreno, y lo normal era que tuviesen tracción total.
Unos cuantos años después, las cosas han cambiado, y son «culpables» tanto los fabricantes como los clientes. Se han convertido en un producto de masas, y como tales, se ciñen a los requisitos de una mayoría de clientes que no buscan ya las mismas cosas. Hablamos de gente que quiere un coche alto, grandote, vistoso… para llevarlo por zona urbana y periurbana, y de mancharlo de barro hablemos mucho. La mayoría de lo que se vende es diésel de menos de 130 CV y con tracción delantera.
Como han ido canibalizando mercado a compactos y berlinas, han ido ganando elementos propios de estos, como unos interiores de mayor calidad, más equipamiento, diseños más atractivos (y menos funcionales), más confort, mejor comportamiento en carretera… Y los SUV tienen una crisis de identidad, quieren ser todo a la vez: berlina, monovolumen, todoterreno, deportivo… y la suma de esos componentes es indefinida, no existe, como 1 dividido por 0. No se puede destacar en todas esas áreas a la vez, ha de sacrificarse algo.

¿Situación actual?
Los todoterrenos son un producto de nicho, con un nivel de ventas escaso, y los SUV quieren ser más turismos que los propios turismos. Para las necesidades que se han quedado en medio, hay poco donde elegir. Nacieron como polivalentes, pero cada vez son menos polivalentes. ¿Qué pasa? Que gente como Alfonso es poco representativa en un mercado tan grande, y los fabricantes piensan más en los clientes que buscan postureo que los que miran la auténtica polivalencia.
Y esto no va solamente por Nissan, también por prácticamente todos los fabricantes. Hay algunas excepciones, efectivamente, pero el rebaño va por otro lado. El cliente siempre tiene la razón, si pide algo absurdo o irracional, habrá que dárselo. Por eso existen coches como el Porsche Cayenne, una herejía para los puristas, pero es el modelo que ha salvado a la marca alemana de la ruina. Varias marcas venden ya más SUV que modelos normales.
Al final, los fabricantes se concentran en lo que les hace ganar más dinero. Si hasta Lamborghini ha desechado los cambios manuales por su escasa demanda (fabrican deportivos, y no muy baratos) normal que se desechen modelos más estrictamente útiles en favor de otros más pintones. Por cierto, la marca del toro prepara su primer SUV, varios años después de sacar el todoterreno LM 002.
Hace casi nueve años, cuando era un novato, ya llegué a conclusiones muy similares, solo que ahora son más exageradas.
¿Cómo acabará todo esto?
Hola Javier, buenos días.
Y la curiosidad me puede ¿le has podido dar alguna alternativa?
Saludos,
Miguel
+1
Yo creo que un Subaru Forester ó si me apuras un Renault Koleos merecerían ser valorados como posibles subsitutos de un Nissan X-Trail.
A mi el Subaru Forester me parece una opción muy buena. No obstante es verdad que los actuales SUV están tan enmoquetados que te da pena meterlos en barrizales.
Pero vamos, que me encanta la opción David!!
O mais TT dos SUV’s parece ser o Suzuki Grand Vitara (AWD + bloqueio do diferencial central + redutoras), seguido do Toyota RAV4 (o qual não tem redutoras, mas tem uma electrónica eficiente para evitar as perdas de tracção) e do Land Rover Freelander II (que apesar de não ter redutoras tem o sistema «Terrain Response», que é o melhor sistema electrónico do mercado para substituir os bloqueios mecânicos dos diferenciais – mas que já é um produto «premium» e, portanto, com um preço demasiado elevado).