El pasado fin de semana estuve con unos amigos, y varios familiares suyos. Entre ellos, Miguel, un chico que acaba de cumplir 13 años, primo de mi amigo Pablo. Empezamos a hablar de coches, y aunque era evidente que algunos modelos los confundía y hacía preguntas típicas de los chavales de su edad… lo cierto es que «controla».
Tuve un pálpito, si ese chico sigue el camino de los coches, igual acaba trabajando en el sector, desde luego tiene alto nivel de midiclorianos. Le saco prácticamente 20 años, dada la relación que tengo con su primo, no me importaría apadrinarle y tomarle como discípulo para enseñarle lo [poco] que sé. Miguel lleva leyéndome ya un tiempo, y es solo un niño.
He ido comprobando con los años, ya que me relaciono con gente de todas las edades (aunque normalmente es gente menor que yo), que cada generación pasa más de los coches que la anterior. Lo tengo bastante comprobado con los del 1995-2000, aunque conozco una honrosa excepción, uno de mis compañeros de clase, Luis, nacido en 1996. Con los de 1990-1995 comenzó el declive, aunque de esa quinta conozco a unos cuantos petrolheads.
Luis empezó leyendo sobre motor desde que tenía 12 años, entre otras publicaciones me leyó en mi etapa anterior, en Motorpasión (entré en 2007 y me «fueron» en 2014). A los 18 años, habiéndose metido en una carrera que no le gustaba, me pidió consejo para orientarse, ya que lo que le llama es otra cosa, el automóvil. Le sugerí hacer periodismo. El destino nos juntó en la misma universidad, misma facultad y mismo turno, y le veo todos los días.
Es la única persona de todo el campus con la que puedo hacer chistes sobre el orden de encendido, válvulas de descarga y pistolas neumáticas (y que los pille). Empezaba a pensar que su generación se merece los coches autónomos y experiencias totalmente insustanciales de conducción, pero consuela de vez en cuando estar profundamente equivocado.
Miguel y Luis representan un estilo de vida, una forma de pensar y desear que ya no está de moda, ante la idiotización de tanta pantallita. Si un día los coches dejan de gustarle a la gente, yo me iré al paro, y tendré que reconvertirme y hablar de, no sé, coches de radiocontrol que se puedan manejar desde el smartwatch o la chorrada que esté vigente. Pero gente como Miguel y Luis me devuelven la esperanza.
Hacen que no me sienta como un fósil de una época extinta y que carezco ya de encaje. A fin de cuentas, ya tengo una edad. Tengo ya más canas que mis profesores, y para el deporte de élite ya soy viejo. Es broma, me siento muy joven y lleno de vitalidad, era un recurso literario.
Ojalá hubiese más jóvenes como ellos. Seguro que existen, pero yo conozco a muy poquitos. Es gente con pasión, con gusto, con sueños muy ambiciosos sobre cuatro ruedas. Otros se conformarán con el diésel con la tableta más grande, pero gente como Luis y como Miguel serán de esos que dilapidarán gran parte de sus ganancias en mantener uno o varios coches.
Sin gente como ellos, el automóvil sería un completo sinsentido. Hay que alimentar sus sueños para que un día puedan hacerlos realidad. Desde aquí mando un saludo a aquellos padres que aún están inoculando la tradición en su progenia, tanto a chicos como a chicas, ellos son el futuro.
También mando un saludo a los hermanos Fernando S. A. (1994) y Pablo S.A. (1998), que por avatares del destino dejé de ver cuando eran unos críos. A día de hoy, ambos son mayores de edad. Cómo les gustaban los coches, espero que siga siendo así.
Pues me alegro leer esto, la verdad. Tengo unos compañeros, 24-26 años (yo tengo 40) , que ven un Golf y dicen; ¡¡¡ es que es un VW!!! Les hablas de otras opciones y no saben-no contestan. Y así muchos.
Hay que cuidar a los amantes del Pistón!!
Un comentario muy acertado. Desde mi perspectiva creo que los autos modernos tienden a equipararse, al menos en lo que a estética se refiere: frecuentemente uno ve las mismas formas, volúmenes, frontales, sutiles – y no tanto- copias… Por lo demás hay una gran profusión de marcas y modelos y nuevos lanzamientos con una vida útil cada vez menor, lo que claramente conspira contra la «identidad» de un modelo determinado que permanece cada vez menos tiempo en el mercado. Entre tanta profusión, salvo algún modelo «rompedor» o icónico es muy difícil evitar caer en la confusión.
Adicionalmente, la cuestión ecología y medio ambiente, adquiere una relevancia cada vez mayor y el motor a combustión interna que viene a conspirar contra un ambiente más limpio quizás genera algún rechazo. Las soluciones limpias vienen un tanto atrasadas, pero estimo que algún día serán lo normal.
Sumemos además la vis tragica: accidentes mortales, heridos, autopistas colapsadas y varios etcetera que lamentablemente forman parte de la realidad.
Será que el auto se está trasformando en una herramienta de movilidad cada vez más anónima y anodina y pierde la condición de «Victoria de Samotracia sobre ruedas»?
Cordiales saludos
Desde que los coches devinieron en electrodomésticos… se miran como tales. Y, es difícil encontrar aficionados genuinos al automovilismo en general. A lo más que llegan es al postureo o moda por tal o cual modelo concreto. Y tengo la impresión de que las marcas promocionan y estimulan eso, gente maleable a la que colar cualquier cosa con ruedas a la que llaman automóvil.
Esperemos que sigan existiendo «petrolheads» Por otro lado, no estaría de más un artículo donde analices la creciente moda de los «cacharros grandes anden o no anden tipo suv» que no aportan nada a la afición al automovilismo.
Hablando de coches autónomos, supongo que alguna ventaja tendrán, como solucionar los problemas de movilidad a gente con cierta edad, enfermedades que les impiden conducir, etc. Pero… espero que los jóvenes no se dejen atrapar por eso.
En los últimos meses, como escriba más artículos en contra de los SUV, acabarán retirándome la palabra todos los jefes de prensa de marcas que venden SUV… que son… ¡casi todas! 😀
Apuesto mi coleccion 1/18 entera a que no morimos sin ver gente comprando coches en un mediamarkt, worten, etc