Muy de vez en cuando me preguntan aspirantes a periodistas de motor qué es lo que hay que hacer para convertirse en probador y/o escribir sobre coches. De esto he hablado unas cuantas veces, es una mezcla entre saber percibir, y saber explicarse. Que a uno le gusten los coches desde que salió del útero de su madre no le convierte en futura eminencia, pero lo cierto es que ayuda bastante. Uno puede ser un conductor excelente, apreciar hasta la vibración del último tornillo, y luego no «saver hescrivir». Y al revés. Las dos cosas han de ir en consonancia.
Ahí va un consejo gratuito: hay que leer más revistas de coches
En las imágenes veis que he acumulado unas cuantas: Auto Diesel Semanal, Motor 16, Autovía, Autopista, Car & Tecno, Autobild, Coche Actual, Motorpoint, Green Car, Autofácil, Top Auto… Ah, las de la esquina inferior derecha son de aviones, pero siguen siendo… mazo. En cada mudanza me deslomo trasladándolas, si tengo pánico a una caja sin rotular, es a la que contenga revistas: ninguna pesa más.
Me habría gustado poner una imagen un poco más bonita, con las portadas dispuestas como una baraja de cartas, pero está prohibido reproducirlas, y ya hubo una vez que lo hice y me llevé una sonora bronca. No he leído nada acerca de que no se pueda fotografiar los cantos de las revistas, así que creo que esta vez todo queda correcto desde el punto de vista ético/periodístico.
Cuando empecé a probar coches, lo cierto es que estaba muy muy verde, no he dado un curso para eso, ni quisiera que nadie creyese que mi abuelo estuvo muy preocupado en ese sentido. Las primeras que hice las supervisó, pero luego me soltó cual niño espartano en el bosque con un cuchillo. Me tenía que buscar las castañas por mi cuenta, y no quería hacer el ridículo escribiendo alguna parida en mis pruebas, o algo que hiciese reír a algún compañero del ramo en plan «este chaval no tiene ni puta idea». Le di sobre todo al segmento B, pero cuando me salía de ahí, empezaba a perderme un poco.
Mis primeras pruebas están todas colgadas en pruebas.javiercostas.com, y seguro que si repaso alguna, me toparé con alguna gilipollez, alguna obviedad, o algún juicio incorrecto, pero estaba aprendiendo. Una forma de acelerar el proceso vino por leerme cada semana una o dos revistas, y ver en qué me tenía que fijar, qué era importante en cada coche, qué no, qué era criticable y qué tenía que pasar por alto.
Sabedor de que hay revistas que tienen sus devociones y sus vetos, se puede comprobar que tengo bastante variedad. Ahora me podrás decir que en Internet tengo todas las pruebas que quiera, y gratis. Así es, pero si me abstraigo de mi condición de productor de contenidos, y me pongo al otro lado, el de consumidor de contenidos, quitando unos cuantos medios que hacen pruebas muy buenas, completas y profesionales… una revista es una revista.
En 2004 no había tantos medios de motor en Internet que pudiesen hacer sombra a una buena revista
Lo siento, no pretendo ofender a nadie, pero en una revista -en más del 90% de los casos- trabajan fotógrafos profesionales, probadores con muchos años de experiencia, la maquetación es consistente en el tiempo (fichas técnicas, precios, puntos fuertes y débiles), son cómodas de leer, coleccionables… y ya empiezo a contaminar mi juicio con deformación profesional. Por otra parte, aunque las revistas tienen página Web, redes sociales y toda la pesca, el mejor contenido se va al papel o al contenido de suscripción, ¡¡lógicamente!!
¿Que si me he leído todo lo que hay en las fotos? Diría que más de tres cuartas partes por lo menos. La aplastante mayoría de números van de 2004 a 2007, y a partir de ahí todo va a saltitos. Seguro que si abro una al azar puedo darme cuenta de algo nuevo, o de algo en lo que en su momento no reparé o no entendí. Que sí, hay unas pruebas cojonudas en Internet -me autoexcluyo, solo opino como lector- pero si quiero un mayor de nivel de profundidad, profesionalidad, consistencia… una revista es una revista. Y si son muchas, mejor.
Hay quien piensa que el papel merece desaparecer, y que todos los periodistas de motor que trabajan en papel merecen morirse de hambre o reciclarse, o irse al paro. Yo no pienso así. Detrás de esas montañas de papel está el curro de decenas de personas, y eso se merece como mínimo un respeto. Internet nos ha acostumbrado al consumo de información barato y de digestión rápida. Eso no es siempre sinónimo de calidad.
Cuando uno no sabe, lo mejor que puede hacer es aprender de quien sí sabe, y eso le acercará al conocimiento. Seguro que alguien famoso ha dicho esto alguna vez con otras palabras, así que no me lo voy a atribuír. Tienes en tu quiosco para elegir revistas de toda clase y condición. ¿Que una revista te parece muy parcial y solo habla bien de Fulanito Motors? Te compras otra. ¿Te aburres con los artículos? ¿Solo quieres leer sobre SUV o sobre deportivos que jamás te vas a poder permitir? Pues otra, si será por variedad.
He mencionado las que tengo, pero no voy a decir cuál me gusta más, ni de cuál tengo más números, ni de cuál he aprendido más. Me quedo con el conjunto. Gracias a la labor de todos esos compañeros aprendí bastante, y te aconsejo que hagas lo mismo si pretendes dedicarte a esto. No hay periodista que se precie que no lea el trabajo de otros periodistas, a menos que sea el único periodista de una isla desierta o corresponsal en Marte.
Es una pena que se esté perdiendo el hábito de comprar revistas, y lo estemos relegando todo a Internet. Así el periodismo de calidad no se sostiene, si alguien piensa que con la publicidad los de digital nos estamos haciendo ricos, que se lea esto. El «todo gratis» es un callejón sin salida, a menos que lleguemos a una sociedad idílica donde no haya dinero y todas las transacciones económicas se hagan de jajas y a cambio de las gracias. El día que la gasolina, comer, calentarse en invierno, salir al cine, vestirse y otras tantas cosas sean gratis, trabajaré gratis, mientras tanto seguiré siendo un perverso y abyecto capitalista.
Y no, no me voy a forrar trabajando de esto. Podría estar ahorra forrándome como ingeniero informático, que para algo me saqué una carrera, y desplumando a multinacionales, vestido de traje, y entregando tarjetas de visita con mi cargo en inglés. Renuncié a eso, me la suda, prefiero trabajar en lo que me gusta, y si puede ser de forma profesional, objetiva y ética, mejor, aunque gane menos dinero.
Y hasta aquí el consejo de hoy.
Muy de acuerdo con el artículo. Permíteme sin embargo hacer una puntualización (aunque entiendo que es un recurso literario): todo lo que no es capitalismo no implica trabajar gratis. Que yo sepa en ningún modelo económico se propone que alguien trabaje gratis.
Si hablas con unos cuantos becarios modernos, o con algún esclavo del modo de produccion antiguo, supongo que discreparán un poco de lo que acabas de decir.
Bueno, sobre los becarios entonces estamos hablando de un sistema capitalista. Y sobre los esclavos, por supuesto, pero no es un sistema económico moderno.