Si me está leyendo algún pariente, amigo o conocido de una víctima de tráfico, le ruego que disculpe la frivolidad. Hay una lectura alternativa a una de las noticias del día, 1.160 fallecidos en accidentes de tráfico en 2016, concretando que son vías interurbanas y fallecidos en las primeras 24 horas desde el accidente.
Lo que el director de la DGT califica como «lacra moderna» es una afirmación vacía. En el imperio romano ya había accidentes de cuádrigas y otros vehículos. La circulación implica ciertos riesgos. En España murieron 36 personas por cada millón de habitantes, y en la UE hablamos de 52/millón, por lo que no es que estemos mal, es que estamos hasta bien. Idealmente deberían ser cero, pero eso es imposible, a menos que hagamos como Corea del Norte. Bueno, seguro que hasta ellos tienen accidentes.
Considerando que han aumentado los desplazamientos un 5% respecto a 2015 y que son 29 víctimas más, es decir, un 2,6% más. la lectura oficial es cuestionable. ¿Y el número de accidentes? 1.038, un 1,4% más. ¿Y los heridos graves? Un 4,3% más. Si lo reducimos todo a una estadística helada, hemos sido más cívicos y responsables porque no han avanzado tanto los fallecidos, heridos graves ni accidentes pese al aumento de los desplazamientos.
No se puede decir que hemos bajado la guardia, porque no es así. La hemos mantenido o la hemos mejorado muy levemente
Los accidentes de tráfico y las secuelas que provocan tienen una componente inevitable, y otra evitable. Se pueden mejorar las cifras, pero no sobran los ejemplos de países del mundo desarrollado donde haya menos siniestralidad que en España. Estamos al nivel de Suiza, Holanda, Reino Unido, Suecia… En otras palabras, y aunque suene frívolo e insensible, hay que admitir que no se puede bajar la siniestralidad mucho más. Habría que colocar una pareja de la Guardia Civil en cada curva, y aunque hubiese ejecución inmediata por 9 milímetros en vez de retirada de puntos, también habría víctimas de tráfico. Propuse algunas medidas el otro día, pero unas se descartarán por muy duras y otras por simple pasotismo.
Resulta chocante que esto lo diga alguien que ha escrito un libro de seguridad vial, ¿verdad? Aunque se cumpliese lo que aconsejo al 100%, sigue existiendo una componente impredecible, la suerte o la mala suerte. ¿Podemos mejorar? Sí, pero no mucho más. Podemos echarle la culpa a las carreteras, a los coches, o a la falta de civismo… o a todos a la vez… o a ninguno.
Si eliminamos de la estadística a los que iban borrachos, drogados, pasadísimos de velocidad, sin cinturón, sin casco, o en dirección contraria en autovía seguiremos encontrando víctimas y accidentes. Para desplomar las cifras tendrían que circular en un porcentaje muy importante coches autónomos o con ayudas a la conducción que puedan evitar virtualmente cualquier accidente. Mientras seamos personas, con sus miserias y errores, las que manden en el tráfico, en toda primera semana hábil del año se repetirá la misma noticia.
Probablemente se endurezca el carné por puntos, a ningún ministro de Interior o director de la DGT le gusta que «le estropeemos» las cifras
En el peor año desde que hay registros, 1989, las víctimas fueron casi seis veces más, 5.940 personas. Desde 2004 la siniestralidad ha bajado muchísimo: carné por puntos, más vigilancia, pequeños cambios en los criterios de cómputo estadístico, radares, mejores coches, más y mejores carreteras, etc. Que en tan poco tiempo se haya avanzado tanto es digno de elogio, ahora bien, los números no iban a llegar hasta el cero, hay que ser realistas. Se ha bajado porque éramos un poco burros, pero nos hemos domesticado bastante. Podemos tener una visión cero, un objetivo cero, o una meta cero. Mientras un solo ser humano conduzca, use pasos de peatones o circule en un vehículo, veo complicado llegar al escenario cero, o habrá que emigrar a Mónaco.
PD: Insisto, no es mi deseo ofender los sentimientos de nadie ni atentar contra la memoria de los que han hallado un destino trágico en la carretera. Interpreto los datos, nada más.
Muy buen análisis. Yo iría aún más lejos. Incluso aunque todos nuestros coches fuesen autónomos y ningún humano condujera, nadie está libre de que en un momento dado le salga un ciervo a la carretera y le entre por el parabrisas. Así que el objetivo cero es simplemente imposible.
Pero los politicos, como siempre, se empeñan en culparnos de todo.