Hace casi tres años me reenganché a la universidad, algo que tenía que haber hecho tiempo atrás, pero no se habían dado las circunstancias más favorables. Gracias a que Weblogs SL me despidió en 2014, recuperé horas en mi vida como para poder quitarme la espinilla de no haber estudiado periodismo. Cuando rellené la solicitud al siguiente verano, marqué la Universidad Rey Juan Carlos como segunda o tercera opción. Me enteré aquel día que había un campus en Fuenlabrada.
En mi primer año tuve a un profesor de esos que despiertan auténtica admiración, aunque en justicia debo decir que fueron más. Ese profesor al que me refiero, identificado como «P.», me dio lecciones que aún me hacen estarle agradecido, aunque sacase una nota muy lejos respecto a mis expectativas. No le guardo ningún tipo de rencor, sé que no rendí todo lo que podía, y no debo buscar excusas, aunque las tenga.
Hace unas horas, leí una información en El Mundo sobre un profesor que había destapado no solamente lo del Master «Black» de Cristina Cifuentes, también ayudó a caer al miserable rector plagiador. Es el «garganta profunda», y ahora puede que vayan a por él los poderosos. Les va a costar encontrar algo turbio o que echarle en cara. Según leí el artículo, me di cuenta de exactamente quién estaban hablando. Obviamente no voy a decir quién es, lo siento, respeto su derecho al anonimato parcial, aunque en el campus sabemos quién es, y el rector también.
Me hubiese encantado estar en la clase en la que anunció que él era el responsable de disparar contra ese elefante político que es Cristina Cifuentes, habría aplaudido hasta romperme las manos
P. es un hombre de profundas y sólidas creencias morales y éticas. Como profesor, si se le escucha con un mínimo de atención, contagia a sus alumnos algo de rectitud y coherencia. Me parece admirable su actitud, aunque esté movida por el a veces noble móvil de la venganza. Su objetivo, limpiar esta universidad o destruirla. Como alumno, le animo a seguirlo haciendo. No quiero que nadie diga que mi título lo he sacado en una universidad donde regalan los máster y donde se puede aprobar esquivando las más elementales normativas. Aunque el título solo lo quiera para mí mismo.
La señora Cifuentes debe dimitir, ya está en una posición insostenible, el carrito de los helados ha dejado demasiado rastro. Ya solo se la puede defender desde el fanatismo o la ignorancia. Gente como P. se juega su prestigio y su posición por tirar de la manda y sacar a relucir el detritus para que los esparzan los ventiladores. Irán a por él, encontrarán alguna manera de joderle, y hasta puede que le planten una querella. Está respaldado por algo fundamental: la razón.
Siento orgullo como alumno de la URJC que haya personas rectas y firmes como P. que hayan decidido jugársela para evitar que los «malos» salgan ganando. Ya rechacé cierta universidad muy conocida para mi formación por ser lo que yo llamo una casa de putas, y con respeto hacia la profesión de las meretrices. Quiero recibir una educación de buenos profesores, que suspenden a los que se lo merecen y que aprueban y premian a los que se lo merecen. Sin clientelismo, sin irregularidades, desde la honestidad.
Necesitamos más profesores como P., con auténtica vocación para enseñar algo más que un temario, sino también valores. Profesores como P. forman ciudadanos libres, y no es necesario estar de acuerdo con él en todo. Él me enseñó a ser más libre y más crítico, y siempre se lo agradeceré. Es uno de los mejores docentes que he tenido en una vida como estudiante de casi 25 años.
En este país deberíamos poner alfombras rojas a aquellos que tiran de la manta y destapan la mierda, la corrupción se encuentra en todos los niveles de la sociedad, pero por incoherencia no siempre condenamos. Que a una política le regalen un máster o se lo hayan facilitado, también es corrupción. Bastante sablazo suponen los máster como para que lo obtengan personas sin esfuerzo o que directamente ni si quiera van por clase. Vale que la «gente bien» no tenga problemas en pagar matrículas, pero que se lo curren como los demás, o que se vayan a una privada.
El TFM de Cifuentes, otro tema. Creo firmemente que nunca ha existido, de hecho, no recuerdo que haya dicho la señora en cuestión ni de qué iba. Y que no nos joda con que no se acuerda, servidor sabe por lo menos de qué iban trabajos que entregué hace 10 años, y no digo nada si hubiese tenido que defenderlos delante de un tribunal.
Gracias, P. Sigue limpiando la universidad, y como tú dices, que caiga quien caiga; así nos honras a todos los miembros de la comunidad universitaria.
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