Las buenas películas las acabamos viendo más de una vez, incluso un número absurdo de veces, y siempre puede apreciarse algo nuevo. Recuerdo de niño ir con mis padres por la Gran Vía de Madrid y ver el cartel de «Forrest Gump» en uno de los cines. Tardé unos años más en verla, y obviamente no me quedé con todo.
Ayer la volví a ver, ya con 34 años y unos conocimientos de historia, geografía, sociología… mucho más profundos. Ha sido muy diferente. Estudiar «letras» vale para algo.
La película narra la vida de un baby boomer, es decir, nacido después de la Segunda Guerra Mundial, en teoría es la misma generación de mis padres (1957 y 1958), no tanto a efectos biológicos sino sociológicos. El personaje principal, creado en la novela homónima de Winston Groom, es un discapacitado intelectual leve (CI 75) que se ve involucrado en grandes hitos históricos en Estados Unidos desde los 50 hasta entrada la década de los 80.
Las interpretaciones de la película son diversas: cómo un «tonto» puede llegar a lo más alto en la sociedad estadounidense, un testimonio inocente de la historia reciente, cómo salir de cualquier adversidad, etc. Ese no es mi propósito, porque entiendo que es algo personal y cada uno puede verlo como quiera. Al caso, la película encierra detalles muy ricos, y lleva tiempo captarlos todos.
Derrochando tiempo en IMDB, decepciona un poco que haya varias incorrecciones cronológicas, como canciones que aparecen antes de tiempo, empresas que no existían en tal fecha, diseños de latas de refresco o carteles que no cuadran, etc. Bueno, en cualquier película de alto nivel siempre puede aparecer una pequeña cagada. También tiene sus fallos de rácord, pero no son tan cantosos, a la primera solo puede verlo un hiperactivo, un friki o un experto en cine.
Al menos la película es históricamente coherente, ya que el personaje Forrest Gump es ficticio. Mediante la magia de los efectos especiales se consigue verosimilitud en sus apariciones en prensa y televisión, y crea la ilusión de que todo fue real. Refleja los principales cambios sociales que vivió la mencionada generación, como la guerra de Vietnam, los nuevos derechos civiles, el hippismo, las conquistas sociales, etc. Es una visión paralela a otra película que me he hartado de ver, «Nacido el 4 de julio», esta cuenta la historia de un discapacitado físico real, Ron Kovic, más o menos de la edad del ficticio Gump.
A veces me gustaría pensar en el resultado de cómo sería un Forrest Gump de mi generación, la «Y» o de los millenials. Más o menos sobre esta época, cercanías del 2020, alcanzamos los 40 años los primeros que alcanzamos la mayoría de edad en el Siglo XXI. ¿Cómo habría sido un Forrest Gump que creciese con la era electrónica y digital, Internet, la caída de la Unión Soviética, los smartphones y que la sociedad entera se esté volviendo -en apariencia- gilipollas? Interesante pregunta.
¿Habría tenido la misma progresión? ¿Habría tenido los mismos logros? ¿Habría tenido más inclusión social o mayor rechazo? ¿Cuál habría sido la vida de la tal Jenny existiendo Badoo, Tinder y las drogas de diseño? ¿Habría acabado el teniente Dan suicidándose por su experiencia traumática en Afganistán o Irak? ¿La mamá de Gump habría perdido hasta la camisa con la crisis económica? ¿Y si fuese un europeo occidental en un país con mayor protección social? Dejo todo eso a la imaginación del lector.
Forrest Gump es un clásico del cine que merece la pena ver una y otra vez, hasta en versión original, ver los extras y el cómo se hizo, y por supuesto leer el libro de Winston Groom. Por cierto, hay secuela en libro, habrá que ver si acaba habiendo una secuela cinematográfica. Una cosa está clara, Forrest Gump no podrá conocer a Tom Hanks, es un cameo de difícil resolución.
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