La sociedad no es una foto fija, siempre está cambiando, da igual de qué época estemos hablando. En los últimos días hemos retomado como tema habitual el conflicto que hay entre los taxistas y su alternativa, los VTC, que se contratan -sobre todo- con las aplicaciones móviles Uber y Cabify. Antes de opinar sobre ese tema, permíteme que te cuente una historia tremendamente similar, y que conozco de primerísima mano.
En septiembre de 2001, hace casi 18 años, empecé a trabajar con mi abuelo, que era periodista de motor, entre otras cosas. Yo acababa de cumplir 18, y era un simple peón. Mantenía su página web, abría el correo -sobres y cartas físicas-, subía noticias, etc. Por entonces Internet apenas le suponía un problema al periodismo de motor en prensa escrita, ya fuese como sección de periódicos o en revistas.
Ser periodista de motor en esa época molaba mucho. Viajes en primera clase incluso en vuelos domésticos, hotelazos siempre de 5*, presentaciones de varios días en el extranjero con posibilidad de hacer turismo con todos los gastos pagados, cesiones de coches de más de una semana, suculentos regalos al término de una presentación… y una ausencia casi total de competencia. Internet fue creciendo de forma lenta, pero imparable.
Además de las páginas web de los medios de motor de papel, que tenían extractos del contenido y lo bueno siempre se encontraba en el papel, fueron apareciendo medios nuevos, totalmente digitales, como es el caso de km77.com. En Internet no hay que pagar por ver el contenido, ni desplazarse al kiosko, ni hay que esperar a que llegue la suscripción.
En ese momento alguien seguro que pensó que quién iba a preferir leer en algo tan incómodo como una pantalla, con fotos pequeñas, teniendo la calidad del papel y su tacto. Ahora esto provocará risa, pero navegar a 800×600 era lo más normal, algunos afortunados a 1024×768, y el papel triplicaba la definición. Pero ya véis, empezó una transición.
Poco a poco, las páginas de las revistas tuvieron que ir ampliando sus contenidos, no bastaba con ser un índice de lo que saldría en papel. Surgieron nuevos competidores, como Supermotor, y los primeros blogs comerciales aparecen pasado 2005. En muchos casos, ya ni eran publicaciones profesionales, ni eran necesariamente periodistas, ni tenían los medios de las revistas. Malvadas y pérfidas multinacionales -como Google- pusieron en contacto a los internautas con ese nuevo contenido.
Os podría contar que las publicaciones de revista mandaron periodistas encolerizados casa por casa a manifestarse, que cortaron los cables del teléfono para que dejase de funcionar el ADSL de los redactores de Internet, que reventaron servidores a pedradas o que montaron escraches delante de tiendas de ordenadores. Pero nada de eso ocurrió. La prensa del motor en papel fue viendo, poco a poco, cómo iba perdiendo suscriptores y ventas, y el pastel de la publicidad empezó a verse repartido entre cada vez más gente, lo que también impactó en sus ingresos.
Servidor empezó a trabajar en uno de esos medios nuevos en 2007, ya con algo más de experiencia, pero más que un periodista de motor era un informático reconvertido a periodista de motor. Ejercía sin licencia (carrera universitaria de ese ramo), nadie me la pidió, de hecho, ni siquiera tuve que enseñar mi graduado escolar. Fui aprendiendo sobre la marcha y mejorando mis ingresos, hasta el punto de mandar al carajo definitivamente mi aspiración de ser consultor/auditor informático. Y llegó la crisis económica al año siguiente.
Cayeron mis ingresos a plomo porque cayó a su vez la inversión publicitaria de los fabricantes, ya que el medio en el que trabajaba solo se financiaba así, no cobraba suscripción ni la entrada. En las revistas cayó aún más la publicidad y se vendían menos ejemplares. Todo eso implicó despidos, cierre de cabeceras, reducciones de sueldo… Y los periodistas del papel tampoco se manifestaron, tampoco trataron de hacer la vida imposible a los de Internet, aunque desde algunos sectores se nos trató de mantener en un segundo plano/segunda categoría en cuanto al acceso a los coches de prensa o ir a las presentaciones (y de ir, el último día, para no jorobar a los del papel). Con el relevo generacional de responsables de prensa/comunicación de los fabricantes eso fue cambiando.
Como colofón, los periodistas «de toda la vida» empezaron a ver cómo se volvió a volar en turista (incluso en vuelos por Europa), que había menos plazas para los viajes, los regalos iban cayendo en valor, los megaviajes de cinco días se convertían en un recuerdo y a dar las gracias si el viaje era de tres días y no implicaba un molesto jet-lag. Lo más grave que ocurrió es que algún veterano miró con recelo a esa legión de chavales que solo trabajaban en digital y por una miseria, contribuyendo a devaluar el sector. Esto es verídico: he llegado a conocer el caso de un chico que estuvo dos días fuera de casa en una presentación por un artículo por el que cobró 1 euro. Sin coñas. Ir a París gratis también es una compensación.
Dejó de poderse disfrutar del viaje, había que llevarse el ordenador a la presentación y publicarlo/mandarlo cagando leches, antes los tiempos estaban condicionados por la fecha de impresión del medio escrito. Internet no espera a nadie. Me he quedado varias noches sin dormir para dejar un artículo hecho y sacarlo rápidamente, aunque no he llegado al nivel de los de agencias, que han escrito artículos incluso mientras iban comiendo o hacían la cola para el avión.
Y en cierto sentido, el recelo de algunos veteranos estaba justificado, porque algunos de esos chicos que trabajaban casi a cambio de las gracias (no lo necesitaban para vivir) a veces generaban más tráfico y notoriedad que medios en papel, y cuando los jefes de prensa y directores de comunicación dejaron el enfoque corporativista y se ciñeron a los datos, empezaron a quedarse fuera medios «de toda la vida» y siendo reemplazados por digitales. Yo tenía un sueldo correcto, ni era escaso, ni era exagerado, así que me callo como una… Mi medio llegó a estar en la lista de los imprescindibles, pero también estuvo en la lista de los apestados (los blogueros) una buena temporada.
Los periodistas de papel tuvieron que aceptar una realidad: cada vez más gente prefería leer en pantallas que en revistas o periódicos. Es más, la tontería empezó a llegar tan lejos que había cada vez más gente dispuesta a dejarse los ojos leyendo en un teléfono móvil del tamaño de un paquete de tabaco, en vez de disfrutar de la definición y tacto del papel. Que yo sepa, ningún periodista veterano se ha dedicado a romper teléfonos móviles a la gente por la calle, ni ha reventado escaparates de tiendas, ni se ha paseado con inhibidores de señal por ahí para impedir el libre albedrío de los datos. La edad media de los periodistas de motor ha bajado mucho.
Un buen día, el medio para el que había trabajado siete años y medio decidió prescindir de mis servicios y enseñarme la puerta de salida con 15 días de antelación, justo después de haber empezado mis vacaciones. Desde entonces mis ingresos son la mitad de los que tenía, y para ganar lo mismo tendría que dejar de dormir. Ahora puedo ver cómo algunos compañeros de digital se sacan fotos en Instagram con cacharros de 30.000 euros (o más) que se han comprado como capricho, llevan un lifestyle que te cagas, y yo no pongo la calefacción en invierno nunca a más de 18 grados. Mi coche de capricho se tira casi todo el año con la funda puesta y vale muchísimo menos.
Podría haberme dedicado a protestar, quejarme, llenar mis redes sociales de odio y animadversión a los que viven mejor que yo… o ver la forma de mejorar mi trabajo, hacer un mejor producto, y recuperar lectores, notoriedad e ingresos. Es una de las razones por las que me metí a la carrera de Periodismo, la cual tendré ya terminada antes del verano. No quiero sugerir que hay lectores equivocados y que siguen a quien no deben, soy yo el que tengo que llegar a ellos. Tampoco se me ha ocurrido pedir amparo a la Administración, pidiendo regulaciones, cánones y tal. Los del papel tampoco lo han hecho, aunque esta transformación no les haga ni puta gracia.
Ahora, en mi quinto annum horribilis, ya tengo parte de una empresa que se dedica al negocio editorial en Internet y trabajo en un medio nuevo, espirituRACER.com, con una gente con la que me lo paso bien, aprendo con ellos y hacemos lo que nos gusta. Aspiramos a ganar dinero con ello, y sabemos que es algo que depende fundamentalmente de nosotros. Si hay una malvada multinacional (o varias), como Twitter, Facebook, Instagram, Google… que pasan más tráfico a mis competidores, pues tendré que jugar con las mismas reglas en vez de pensar en fórmulas de protesta decimonónicas.
¿Moraleja de esta historia?
La nostalgia de los tiempos que no volverán debe quedarse en un recuerdo, hay que vivir el presente y tratar de anticiparse al futuro. Si en 10 años el periodismo de motor solo venderá si lo hago todo en vídeo holográfico, pues me tendré que adaptar, y no pensar que quién puede preferir B a A, siendo A mucho mejor, porque yo lo pienso, al margen de los gustos de la gente a la que me dirijo. Yo, personalmente, pienso que leer ciertas cosas en la pantalla de un móvil es un coñazo, y lo dice un nativo digital que tecleaba antes de saber leer y que tiene un móvil con una buena pantalla. A quien usa algo más pequeño no le entiendo, pero tengo que vigilar la legibilidad de mi producto para que, por el motivo que sea, prefiera consumirlo así. Y sí, tendré que seguir ofreciéndolo gratis.
Volviendo al conflicto de los taxis y los VTC, yo lo veo claro: pudiendo elegir, cada vez más gente elige usar los servicios de los VTC. No es solo por el precio, es por el servicio prestado. Yo, como particular, NUNCA he usado los servicios de Uber y Cabify, soy más de transporte público, usar mi propio coche, o usar vehículos eléctricos de alquiler para cuando me hacen falta. Cada vez que veo una manifestación donde la bilis se irradia, vehículos VTC destrozados por una minoría vandálica o cabezas visibles del sector del taxi con las formas y modos que se gastan, se me quitan las pocas ganas que tengo de usar taxis.
En 2012 me miré la reglamentación para ser empresario de VTC, con mi propio coche, para llevar a clientes por Andalucía; Uber y Cabify no existían. Los requisitos para mí eran inasumibles, tenía que comprar coches (el mío no valía, y para taxi los hay a miles), contratar conductores, tener sede… me habría sido más sencillo hacerme taxista tras pagar el sablazo de una licencia a otro que se quisiera jubilar. Se me quitó rápidamente la idea de la cabeza.
El día que me vea en un atasco provocado por una protesta salvaje, me tiren una piedra al coche (sea el mío particular o un VTC), o vea que una persona allegada ha sufrido un mínimo mal rato por ello, me volveré más pro-Uber o pro-Cabify. Hasta la fecha, las 100.000 familias que viven del taxi se han apañado sin mi dinero, que por otra parte no me sobra. Como he visto datos y números, sé que es una milonga lo de que se va dinero a paraísos fiscales, que los VTC no tienen seguro o que sus conductores son unos explotados muertos de hambre. Si queréis, hablamos de los conductores asalariados del taxi, que también los hay que cobran poco, se desloman a currar, no se afeitan ni uniforman, y tampoco se saben el callejero de memoria y dependen de un GPS.
Cuando vivía en Sevilla, las pocas veces que necesité usar taxis, al final llamaba siempre al mismo hombre, que vivía cerca, conducía bien, tenía el taxi limpio y encima era híbrido. Creo que los buenos taxistas siempre van a tener trabajo y por mucho Uber y Cabify que haya, nunca desaparecerán. Los que lo tienen más jodido son los que quieren tener una clientela cautiva que se aguante cuando el taxi está sucio, los cinturones de seguridad no funcionan (lo he visto, no me lo han contado), la temperatura no está a su gusto, hay que pagar en efectivo por cojones o suena una emisora que no les gusta.
Algún día habrá taxistas que entenderán que hay gente que está hasta las narices de esas cosas, y que prefiere montar en un VTC de Uber o Cabify, y que les importa una mierda la tributación. Una cosa es segura, el 80 % de la «carrera» se la lleva la empresa de VTC, y cotizan así como nueve veces más impuestos que un taxi que tributa por módulos. Valorarán más ir en un coche que está nuevo (pocos VTC tienen más de cinco años), con un conductor que sabe que como la cague le van a despedir, precio cerrado, y no tener que usar efectivo. Y si olvidan algo en el coche, saben que está fichadísimo el conductor y la empresa para la que trabaja, y que más les vale no «perder» un objeto perdido.
El progreso no se puede parar, como mucho se puede retrasar un poco, pero siempre acaba pasando como una apisonadora. Yo ya he sentido en mis carnes el que me pase la apisonadora por encima, pero en vez de liarla y joder a mis clientes/lectores, busco la forma de volver a seducirlos y que consuman mi producto en vez del de otros. Así, en unos años el que saldrá en Instagram presumiendo de coche -o no- será el nene, y podré decir que me lo he ganado con el fruto de mi esfuerzo y, obviamente, la colaboración de la gente con la que trabajo, que sin ellos no soy NADIE.
Y es que a ti, querido lector, no te voy a decir lo que tienes que hacer, elegirás lo que elijas y yo no puedo hacer nada al respecto. Creo que es lo más sano…
PD: hoy día, diría que ni la mitad de la gente que trabaja en prensa del motor tiene titulación universitaria de periodista ni de comunicador audiovisual.
A lo mejor, Javier, no has caído en cuenta de que la prensa (del motor) no es un mercado regulado. Existe libertad de empresa y libertad de prensa (edición y publicación) y lamentablemente no es exigible una titulación académica al profesional. En cambio el transporte es un sector regulado, hay líneas de autobuses que son concesionarias y su concesión la obtienen en concursos públicos y los taxis tienen una licencia que no es gratis y una zona (límites) para ejercer sea una ciudad o un área metropolitana. Los VTC hacen una competencia desleal. La administración (preferiblemente la central) debe regular los VTC para prestar un servicio complementario. Por último, las manifestaciones en la vía pública más allá de una fórmula decimonónica es un derecho fundamental consagrado por la sacrosanta constitución española (incuestionable en tantos aspectos y obviada en materia social). Y la violencia, la violencia, las faltas y los delitos son responsabilidad de quienes los cometen, no de ningún colectivo; y esto es así para todo, sean taxistas, gitanos o inmigrantes. Cada uno debe responder de sus actos y no se puede responsabilizar a ningún colectivo de hechos individuales. Atentamente
Hola «tocayo». Sí, trabajo en una profesión no regulada y así le va, no tanto por el intrusismo sino porque no estamos colegiados y gente como Inda puede trabajar de periodista.
La Administración central sabía que esto no hay forma de arreglarlo de forma que todo el mundo quede contento y pasó el marrón a las CCAA, lo cual solo ha convertido un problema en otros 17.
Tanto los taxis como los VTC están regulados y tienen sus propias normas. Lo que para uno es una ventaja, para otros impedimento, y al revés. Con lo implementado que está el taxi, y con lo fácil que es conseguir uno (sobre todo en una ciudad) ¿por qué tanta gente se pasa a los VTC? Pues es una cosa en la que los taxistas han de reflexionar profundamente, aunque sea la mayoría que no la va liando ni tiene comportamientos violentos.
Malo sería para la paz del país que todos los taxistas fuesen violentos. Ni lo insinúo, pero hay una minoría que hace demasiado ruido y están espantando a clientes y pasándoselos a los VTC. Es lo que hay.
Con fórmulas decimonónicas me refiero a usar esa retórica de la «lucha», «sangre», «reventar», «paralizar», y demás lindezas que sueltan exaltados que están de portavoces del taxi. Cuando se usa ese lenguaje, luego no ha de extrañarnos que se descontrole el personal, es que se les está azuzando. La huelga es un derecho, lo mismo que el cierre patronal, pero cuando las movilizaciones van a joder directamente a tanta gente, así no se hacen amigos. Con cada protesta de taxistas hay menos gente dispuesta a seguirlos utilizando, especialmente donde se puede elegir. En lugares como el que vivo son lentejas, lo tomas o lo dejas, pero no cortan la circulación, ni hay ruido ni vandalismo.
Puede haber manifestaciones -que me parecen esenciales en democracia- sin perjudicar, sin causar daños, sin causar molestias, porque lo importa es que lo capten las cámaras. Si las cámaras captan otra cosa, pues flaco favor se hace a la causa.
Saludos.
Javiertxo: es cierto lo que dices sobre la regulación.
Pero quizá los taxistas, en vez de intentar que el mundo se ponga las cadenas que ellos sufren, deberían pedir liberarse de ellas, para tener igualdad de oportunidades… y un lugar en el futuro.
Otro ejemplo sería el de los monopolios: TVE, Tabacalera, Telefónica, Repsol, etc. Durante una época funcionaron, pero se tuvieron que adaptar a un entorno de múltiple competencia.
En muchas ciudades el servicio de taxi funciona como un monopolio, dando lugar a los inconvenientes de una clientela cautiva. Cada ciudad tiene los suyos. En la mía ves más Mercedes que Octavias, aunque dominan los híbridos, y están limpios. Perfecto. Pero el día de lluvia o nieve «ni están, ni se les espera»: no quieren correr riesgos.
Por suerte yo puedo desplazarme en bicicleta o andando, y alguna vez en bus urbano, dejando el coche para lo extraurbano, y no recuerdo el año que monté en taxi para ir de madrugada a la estación de tren.
Por último, yo limitaría mucho más el «derecho a la huelga», especialmente de los servicios públicos. Se puede protestar, pero nadie tiene derecho a colapsar un país o una ciudad. Huelga es dejar de trabajar, no buscar el modo de jorobar a la gente…
Totalmente de acuerdo. Me recuerda al tema de la minería, que sin ayudas no es rentable extraer carbón. Se quejan pero llevan cerca de 25 años con subvenciones y prejubilaciones millonarias para que se invirtiera ese dinero en otras actividades. ¿Qué han hecho? Llevárselo calentito y quejarse que las comarcas se mueren.
Ánimo con tus proyectos, que seguro en menos de 10 años también estás de «postureo» con tus joyas.
Un abrazo
Javier, te sigo desde los tiempos de Xataka, y he de decirte que gracias a tí soy un afortunado propietario de un Prius desde hace casi 10 años. Me encantan tus artículos y suelo coincidir con tus apreciaciones. Soy de la opinión de que un título no hace a un profesional, sino su trabajo y esfuerzo personal, donde la vocación y la búsqueda de la calidad es fundamental. Y eso eres tú, Javier. Así que recibe todo el ánimo y apoyo desde este anónimo lector tuyo desde hace años y que lo seguirá siendo por muchos.
Por cierto, aplaudo y comparto 100% lo que expresas en este artículo.
Gracias hombre, da gusto leer cosas así.
Me alegro de que te haya salido bueno el coche. El mío (de los primeros 3g, de agosto de 2009) va por 197.000 km. Llevo un par de bombillas fundidas y la radio se me murió hace 3 meses, por lo demás, toco madera…
Buenas Javier, te sigo desde hace años puesto que me gusta tu forma de analizar los asuntos, me pareces un periodista del motor serio y que no se casa con nadie, teniendo además unas buenas espaldas para aceptar críticas y otros puntos de vista. No obstante, alguna vez discrepo de tu oponion, y está vez, al hilo de este post, bastante.
Simplemente me pregunto, ¿para qué narices hacemos leyes si luego nos empeñamos en no cumplirlas? Como se puede defender el que no se cumpla la ley? A lo mejor me equivoco, pero no hay una ley o norma que dice que por cada autorización de VTC ha de haber 30 de taxi? Como es que en Madrid hay más de 11.000 vtc y 15.000 de taxi? Para que ponemos reglas si las cambiamos cuando, donde y como me da la gana? … ahí lo dejo .
Pd. No soy taxista y con 47 años, me sobran dedos de la mano si tengo que contar las veces que he cogido taxi; por supuesto me parece lamentable lo que están haciendo, faltaría más, pero me da que el problema de fondo es de las administraciones que llevan años con este problema mirando para otro lado.
Hola Antonio. Te explico brevemente:
– Desde 1987 existe el ratio 1/30, que era fácil de cumplir porque los VTC eran sobre todo limusinas y coches fúnebres
– En 2009 (PSOE) entra en vigor la Ley Ómnibus, que abolió ese límite para estimular la competencia
– En 2015 (PP) vuelve el límite 1/30
Y los jueces están conceciendo a los que las solicitaron las autorizaciones VTC pedidas cuando fue legal hacerlo, de ahí el «exceso». La ley ya se cumple en el sentido de que no puede haber nuevas autorizaciones VTC al estar sobrepasado el ratio 1/30. Son los tribunales los que están aplicando retroactivamente la ley, por lo que es legal.
Precisamente ahora los taxistas quieren un cambio de reglas a mitad de partido, pero para los VTC: sin geolocalización, 1 hora de contratación previa (o más) y que tras cada servicio tengan que volver a su sede (lo que ocurría hace años). En resumen, los taxistas quieren un retroceso de más de 20 años en la materia, y hacerles perder clientes a los VTC a espuertas. No se manifiestan tanto por lo suyo, sino para joder lo de otros. Mientras tanto, sigue sin haber una reflexión: ¿por qué tanta gente prefiere los servicios de un VTC frente a un taxi?
Ese es el quid de la cuestión.
Es un placer discrepar en esos términos. Un abrazo.
Buenas Javier nuevamente y gracias por partida doble.
El primer agradecimiento, por responderme.
El segundo por responder justo lo que yo pensabas que podías responder puesto que has dado en el quid de la cuestión….
Si ya existía ese ratio 1/30 desde el 87, para que narices se cambia?…. para mí la respuesta es fácil; si algo caracterizó el gobierno del PSOE de la época de la famosa Ley Omnibus, es el buenismo… quisieron contentar a todos y es imposible. Además, y esto también es una opinión, como toda mi exposición, creo que ni en la peor de sus pesadillas vieron venir a Uber y Cabify… creo honestamente que si hubieran sabido de antemano lo que iban a provocar, no hubieran aprobado esa Ley
Hola Antonio. Te explico brevemente:
Lo del PP del 2015 no fue más que un parche que no ha solucionado nada.
Evidentemente que los jueces conceden las VTC que en ese periodo solicitaron la concesión y por eso se ha sobrepasado el ratio, porque aplican la ley (que es lo que tienen que hacer) con retroactividad… por eso digo y reitero que es un problema que han generado las administraciones, sobre todo la central.
Respecto a que son los taxistas los que quieren cambiar las reglas a mitad de partido, en mi opinión, es una verdad a medias… lo que quieren es volver al ratio 1/30 del 87…. precisamente cuando no había problemas y no como ahora.
Claro que los VTC no quieren contratación prevía ni volver a su sede… quieren trabajar en las mismas condiciones que un taxi pero no pagar lo que cuesta una licencia de taxi… o lo que es lo mismo, lo ancho para mi y lo estrecho para los demas…
Dices que ¿por qué tanta gente prefiere los servicios de un VTC frente a un taxi?
Voy a partir de la base de que, en general, la licencia del Taxi es de un particular y que este a veces tiene contratado a algún conductor a tiempo parcial (ya se que en el taxi hay floteros, personalmente conozco a uno con 70 licencias de taxi «alquiladas» pero no es lo normal. También voy a partir de la base que, al contrario, las VTC en su mayoría son empresas ( en este caso conozco a dos, uno de ellos con una nave en la que tiene trabajando a más de 20 personas en cuestiones de limpieza y mantenimiento de «sus» VTC; según el, hay muchos como el… y recalco lo de «muchos»…
Los VTC son más amables… nos ha jodido, son contratados… si no se van a la p… calle.
Los VTC están más limpios… idem de lo anterior… con la infraestructura que tiene para mantener y limpiar, como para no tenerlos impolutos…
Las autorizaciones de uno le han salido por unos 22.000 € de media, la licencia de un taxi por menos de 160.000 no la encuentras… ¿con que margen juega cada uno?
¿alguien conoce a algún taxista que se haya hecho rico solo dedicándose al taxi?
En Barcelona un familiar ya jubilado tenia una licencia: como un espartano del 100% que ganaba dedicaba 1/3 para mantenimiento de la familia, otro tercio a una hucha para la compra del siguiente vehículo y el tercio restante para ahorro y como fondo de emergencia…
El del taxi cada día sale a ganarse el sueldo, el de la VTC los tiene con un mínimo y plus de una pequeña comisión… y tan pequeña…
Curiosamente, en mi urbanización hay viviendo dos conductores (Uber y Cabify); los dos se quejan de la miseria que ganan en comparación con las horas que echan y también los dos se jactan de andar cogiendo clientes al vuelo… igual que los taxistas.
Con todo esto no quiero defender al taxi, pero creo que han sido un juguete en manos de los políticos; eso sí, creo sinceramente que tienen que evolucionar mucho y rápidamente o la propia selección natural se les comerá… no puede ser que en el año en el que vivimos, coger un taxi sea una lotería… estará limpio?… me pegará un sablazo?… me dará una vuelta por medio Madrid? será un borde? ….
Me parece que a las alturas que estamos, no saber de antemano lo que te va a costar un trayecto (admito un margen de un 10% arriba o abajo) es un atraso….
Es verdad que tienen mucho camino que recorrer y no creo que solo las VTC se los vayan a comer; soy un asiduo usuario de Zity o Wible… el día que se generalice su uso y la gente se de cuenta de que es mejor utilizar uno de estos que tener coche propio, verás… va a pegar un vuelco de vehículo particular de narices… y el del taxi, más.
Perdón por el tocho, pero es un placer poder exponer una opinión en un sitio donde no hay insultos ni malos modos. Un saludo, Javier.
Pd: que recuerdos siendo niño (nací en el 72) viendo «La segunda oportunidad»…