En la pasada manifestación del 4 de Noviembre en Madrid, en la que el colectivo motero tomó de forma pacífica las calles de Madrid para reivindicar un aumento de la seguridad, señalando directamente a los guardarraíles, que tanto daño han hecho, se leyó al final un estremecedor testimonio.
No es lo mismo hablar de cifras que de personas. No es lo mismo decir «el fin de semana pasado murió un motorista contra un guardarraíl» que «Pedro perdió el control de la moto y se estrelló contra un guardarraíl. El impacto le segó la vida y la de su novia, la de sus padres, la de sus amigos, la de los hijos que nunca nacerán, la de sus compañeros de trabajo…».