Como muchos españoles, desde que empezó la pandemia allá por marzo he cambiado mis hábitos de entretenimiento. Consumo algo más de Youtube, a veces por evasión, a veces por echarme unas risas (con programas presuntamente serios), por contrastar… y luego, aparte, está «La reunión secreta».
No he visto muchos programas, pero he visto rigor, he visto protagonismo de la ciencia, pocas opiniones con el palillo en la boca y un afán por ser honestos y decir las cosas como son. Además, la calidad de la realización y puesta en escena es tan profesional -o más- que como espacios televisivos en la era del confinamiento. Os recomiendo darle una oportunidad.
Ayer hubo un programa especial sobre un colectivo que se denomina «Médicos por la verdad», que como toda gente que quiere enseñarnos «la verdad» y «lo que no quieren que sepas», esconde unas opiniones y unos razonamientos que dan la misma sensación mental que cuando uno levanta la tapa de una fosa séptica. Cuanto más se acerca uno a la tapa levantada, más huele a mierda.