No sé si os pasa lo mismo, pero todos los días me despierto en una distopía. Cuando era pequeño, antes del año 2000, nos decían que se había erradicado el analfabetismo, que retrocedían las enfermedades y la pobreza, que se terminó la guerra fría, que las telecomunicaciones nos darían un acceso al conocimiento y la información como nunca antes, que colonizaríamos otros planetas o que viviríamos mejor que nuestros padres.
Espera, no te cabrees aún, aunque fuese publicidad engañosa. Cuando crecí un poco más, tuve conocimiento de obras como «1984», en la que una sociedad estaba dirigida por el Gran Hermano y los manipulaba como hormigas. También supe de «Fahrenheit 451», que nos pinta un mundo en el que la posesión de libros es ilegal y vienen unos agentes a quemarlos a domicilio. ¿Y qué me decís de «Un mundo feliz»? Se cribaba a la gente desde su nacimiento en categorías socioeconómicas e intelectuales.
Si has leído algunas de esas obras o has visto la película correspondiente, seguro que pensaste que eran exageraciones, que nunca iríamos hacia atrás, porque el Siglo XXI iba a ser el mejor de la Historia. Pues ahora no lo tengo muy claro que se diga. Empiezo a ver con más nitidez que nunca la decadencia de nuestra civilización, y pensábamos que el Siglo XX había sido el colmo. Al menos esta vez está derramándose menos sangre…