Cuando llevamos el coche a un taller, sea oficial o no, lo normal es que ellos se encarguen de poner el aceite adecuado para nuestro motor. Pero quizás ha llegado el momento de elegir por nosotros mismos, y es cuando entramos en el «apasionante» mundo del lubricante.
Cada motor es un mundo y requiere distinto tipo de aceite. No es tanto una cuestión de marcas, sino del grado SAE, la especificación ACEA/API y la composición. El aceite de motor es como su sangre, así que hay que elegir adecuadamente si no queremos provocar averías serias. Análogamente, cuando se hacen transfusiones de sangre, no se hace a lo loco, sino conociendo los grupos sanguíneos de donante y receptor.
Pongamos como ejemplo un aceite 15W40. Eso último es la clasificación SAE, que determina la viscosidad (cifra izquierda de 0 a 25) y la temperatura de viscosidad ideal (cifra derecha, de 0 a 60). Hay que utilizar las mismas cifras que el fabricante recomienda, y viene en el manual de instrucciones. En el caso de vivir en una zona con frío extremo, puede que necesitemos un aceite menos viscoso en frío, como un 0W20.