
Hace casi nueve años, este era mi coche de prensa, un precioso Mercedes-Benz C 350 con motor V6 gasolina y 272 CV, acabado Avantgarde. Por entonces uno de mis vecinos, un señor de unos 60 años, conducía un Renault 21 con unos cuantos achaques, pero se había metido en un chalé cuando no había reventado aún la burbuja.
Me llamó poderosamente la atención que al cabo de una semanas, este señor se compró un Mercedes C 220 CDI (150 CV) exactamente igual al de la foto, mismas llantas, mismo color, misma terminación. La única diferencia es que era Diesel y si acaso algo menos de equipamiento. Detalle curioso: siempre aparcaba los coches de prensa en frente de su casa, al otro lado de la acera. Debió gustarle.
Cuando algo no había cambiado en Mercedes, señores como mi vecino tenían un coche de esta marca como una aspiración a muy largo plazo. Debe ser eso, porque os juro por lo más sagrado que nunca he visto su Mercedes con un solo arañazo, ni siquiera sucio.