Cuando me topo con un hallazgo de estos lamento llevar encima sólo el teléfono móvil en vez de la cámara de fotos. Cerca de la Universidad Carlos III de Getafe es muy frecuente encontrar coches con la «L» adosada a su parte trasera, pero este caso es diferente. Se trata de un Mercedes CLK 200 K Cabrio, un modelo que nuevecito cuesta 50.000 y pico euros.
La K significa Kompressor, es un motor sobrealimentado que da 184 CV de potencia y rasca los 230 Km/h de punta. Por la matrícula, tiene 3-4 años, quizás el afortunado dueño lo compró de segunda mano o utiliza el coche de su padre/tio/conyuge, etc. Desde luego el coche es un vacile pero, ¿es lo más adecuado para aprender a conducir?