En una entrega anterior, os conté cómo un ex vecino cabroncete me estropeó los dos paragolpes de mi Supra, sin nota de disculpa ni nada. Tras un mes y pico sin el coche, ya los tengo arreglados e impolutos a cargo de su seguro. ¡Gracias, ex vecino! Pero ha vuelto a pasar.
Esta vez le ha tocado al «colorao», pero el destrozo es un poco más importante. He tenido suerte, porque he podido pillar al fistro que lo hizo, y su seguro también me va a pagar un paragolpes nuevo. Y como soy un troll, nuevamente a servicio de carrocería oficial de Toyota para hacer más gasto (y para que me lo dejen tal y como estaba).
Una mañana cualquiera me voy a coger el coche para irme al pueblo de al lado. Reparé en que un coche que no había visto en la urbanización antes, un Saab 9-5, había aparcado al lado del mío, pero no le di más importancia. Cuando llegué a destino me encuentro la SORPRESA y es cuando menté a su familia.