El mes pasado estuve en Jerez, me dieron un par de vueltas de copiloto en un Mini Cooper S John Cooper Works preparado para competición, concretamente la Mini Challenge. Fui con un piloto que compitió ahí, delante iba un Mini Clubman Cooper S de serie, más lento, que era el que marcaba el ritmo.
No me impresionó la vuelta gran cosa, me han llevado en cacharros más rápidos, y de 180 km/h no pasamos. Eso sí, sentí la velocidad de maravilla.
El cinturón era un arnés de seis puntos, uno de ellos pasaba por encima de mis huevos. A la hora de apretármelo, no se cercioraron que no era la mejor colocación. En el primer frenazo que pegó el piloto, casi me revienta el izquierdo, fue un muy dolor intenso. Tuve que hacer mucha fuerza con los pies, no por miedo, sino para no quedarme medio-viril. Al final del vídeo me hizo hasta gracia, pero mientras daba la vuelta… ni puta gracia.
Y no me podía recolocar el paquete porque iba grabando… y tampoco quería que el piloto pensase que me estaba «tocando». Una situación de lo más incómoda, sí. A mitad del vídeo nos llevamos un chinazo en el parabrisas, menos mal que era de plástico. Fue mucho más intenso de lo que demuestra la cámara. Ya, la calidad es mala, pero no tenía otra cosa a mano.