Personal, Reflexiones

¿Qué tienen en común los glaciares, Greta Thunberg, y los vuelos por ocio?

Hoy puede que hayas visto -o ignorado- una noticia sobre el primer glaciar que se considera oficialmente desaparecido por el calentamiento global. A lo mejor estabas más pendiente del próximo vuelo que vas a coger para una escapada de fin de semana a algún lugar lejano, o no tan lejano. Puede que te suene de algo el rostro de esa niña sueca, repelente para algunos, por su talibanismo que le impide volar en avión, y porque los viernes hace pellas para manifestarse.

Y todo está relacionado.

El cambio climático antropogénico (provocado por el hombre y la mujer) sigue su curso, con o sin tu colaboración. Las emisiones de gases de efecto invernadero sigue sin reducirse, y se dice que 2030 es el punto de no retorno. No está tan lejos 2030. El planeta nos castigará por los excesos de décadas, y llegaremos a sufrirlo los que ya tenemos cierta madurez, pero más aún los jóvenes. Greta Thunberg -la niña repelente- nació en 2003 y se lo va a comer con patatas. Tus hijos también, sobre todo los que aún no han nacido. Te haré un spoiler: la Tierra nos sobrevivirá a todos.

Ni tú, querido lector, ni yo, salvaremos el mundo. Somos demasiado insignificantes para cambiar las cosas. La única manera de cambiar drásticamente las emisiones de carbono es que Trump y Putin hagan un intercambio de misilazos nucleares y manden la civilización a tomar por saco. La película «El día después» (1983) lo ilustró muy bien. Volví a verla el otro día, por cierto, es imprescindible para entender los riesgos de una guerra nuclear aunque no seamos parte de la misma. Lo que sí podemos hacer es reducir la contribución al problema y, tal vez, que se unan otros. Continue Reading