Personal – JavierCostas.com
Personal

No estoy desaparecido, estoy MUY pluriempleado

De vez en cuando sé que alguien se pregunta qué pasó con Javier Costas, el que sacaba varios artículos al día en Motorpasión, iba a presentaciones de coches de forma habitual y sacaba pruebas cojonudas. Pues a ver, vivo estoy, aunque no se vea tanto, pero es que han pasado más de 8 años de eso. Hoy día estoy a varias cosas a la vez.

En todos estos años, de los que ya no he vivido de un cliente importante, sino de varios, he estado en una posición más inestable, ingresos que van y vienen, medios que cierran e incluso traiciones nivel Judas. Yo sí que debería escribir mi «Manual de resistencia», pero me dio por escribir sobre Seguridad Vial y consejos de conducción, «Tranquilos, que yo controlo». No fue un buen negocio –la editorial cerró, para variar con mi suerte-, y ahora estoy liquidando los libros personalmente tras comprar los ejemplares restantes a precio de saldo. ¿Quieres uno? Escríbeme un comentario…

Por haceros una foto de mi día a día, colaboro con Movilidad Eléctrica y Motor.es de forma habitual, también estoy trabajando desde hace más de un año en la colección Fast and Furious de Planeta DeAgostini/Ediciones Altaya -en proceso de salir-, intento sacar adelante un podcast y mi carrera como creador de contenidos en vídeo. Estoy subiendo a YouTube, Facebook, Instagram y TikTok (pero sin bailar). Algunos meses trabajo a media jornada (12 horas diarias o más) compaginando todo eso con eventos de conductor, organización, etc. Vago desde luego no soy. Y de vez en cuando consigo vender algún libro, escribo algún artículo para terceros medios o realizo asesorías a gente que quiere comprarse un coche.

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Libros, Personal

«Tranquilos, que yo controlo» está descatalogado, pero tengo buenas noticias

Este año se cumplirán siete desde que escribí y lancé mi primer libro, dedicado a la divulgación de Seguridad Vial y los consejos que consideré imprescindibles. Se tituló «Tranquilos, que yo controlo» y fue editado por Meridiano en tapa blanda. Recientemente tuve conocimiento de que la editorial cesó su actividad y que todos los ejemplares físicos de la primera edición de 2016 fueron retirados del circuito de la distribución. Tampoco se puede comprar ahora como libro electrónico (e-book).

Ahora mismo, la única forma de hacerse con un ejemplar es encontrando una librería que lo tenga en su propio stock, en este enlace se pueden encontrar. Supongo que tengo que responder a esta pregunta: ¿y ahora qué pasará con él?

Dado que es una obra divulgativa y que puede ayudar a todo el que lo lea -lo digo desde la humildad, porque me aupé a hombros de gente que sabía más que yo-, y como apenas se ha quedado desactualizado, voy a recuperar todos los ejemplares sobrantes y los venderé yo mismo, hasta agotar esa primera edición.

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Personal

espíritu RACER, la mayor decepción de mi vida profesional (un año después)

Los más avispados se habrán dado cuenta de que no he dado señales de vida en espíritu RACER desde hace un año, concretamente el día 3 de octubre de 2021, y no ha sido por mi deseo ni por mi decisión. ¿Cómo iba a dejar tirados a mis compañeros con un proyecto en el que he dejado mi tiempo, pasta, y hasta mi salud durante tres años y medio? Obviamente, hay algo que no sabéis, y se nota que no veis mi cuenta de Twitter. Aviso, la lectura es larga.

Y es el momento de romper mi silencio. Llevo mucho tiempo pensando en qué contaros y cómo contarlo, partiendo del supuesto de que la venganza se disfruta más cuando se sirve fría. Este texto lleva meses en borrador. Sumariamente, mi socio y cofundador, Pablo Mayo, decidió traicionarme y quitarme el acceso a todo. Perdí mis cuentas de usuario, mi cuenta de correo… todo. Y sigo siendo accionista, que es lo gracioso o lo lamentable de todo, ¡también es mi empresa!

Inicialmente pensé que fue el fruto de una rabieta porque llevábamos unos días intercambiando unos correos en los que teníamos diferencias de criterio -digamos importantes-, básicamente porque se estaba entrometiendo en todo lo que tenía que ver con mi gestión: lo que se publicaba y lo que no, pruebas de coches, con quién podía trabajar o no… y saltaron chispas. Lo cierto es que llevaba tiempo preparando el «golpe de estado» y no lo vi venir. Confiaba en él como si fuese mi pareja, o casi. Por eso la decepción ha sido tan grande.

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Personal, Toyota, Turismos

Me he comprado un Toyota Paseo

Hace tiempo que venía rumiando la idea de comprarme un Toyota Paseo. La primera vez que me fijé en uno de estos coupés humildes de finales de los 90 fue cuando vivía en Sevilla, vivía bien con el dinero que ganaba y era un simple capricho razonable. Esta vez me he desquitado, ahora que vuelvo a respirar a nivel financiero al trabajar con gente que valora lo que hago de forma justa. Estaba hasta los cojones de pasar penurias económicas y de no poder permitirme un buen capricho.

No necesito este coche para nada, ya tengo dos, y lo he comprado por la simple razón de que me salió de las pelotas. También lo he comprado por fastidiar: no tiene distintivo ambiental (donde vivo, es un adorno en el cristal), es un coupé (estoy harto de tanto puto SUV), ligero y divertido, tiene 24 años (¡Pere! ¡Soy un peligro rodante!), me apetecía tener un utilitario con un mínimo de personalidad, la marca ya la conozco de sobra, y se cruzó en mi camino una unidad muy decente. Lo vi un jueves y me lo llevé un sábado por la mañana. Es mi cuarto Toyota.

Cumple con los tópicos y están verificados: casi siempre garaje, único dueño, no fumador, no circuito, no cortes de inyección, mantenimientos en la casa durante los primeros 13 años, etc. Era de un señor mayor, de la edad de mi abuelo, a quien he transmitido a través de su hijo que esté tranquilo, que cuidaré mucho de su coche y no pisará un desguace a menos que me hostien. Seré su segundo dueño. Continue Reading

Personal, Reflexiones

Desde el año 2007 soy contribuyente «activo» (relacionándome con Hacienda), previamente había sido menor de edad o ganaba tan poco dinero que estaba exento de realizar la declaración de la renta. Al año siguiente, al hacerme autónomo, ya tuve que empezar a hacer declaraciones de IVA, de IRPF, más adelante de operaciones intracomunitarias… según se iba «complicando» mi esquema de ingresos.

No llego la cuenta de lo que he pagado de IRPF, la verdad. Sé que la declaración me sale siempre a devolver sin hacer ninguna ilegalidad, y sin utilizar a mi favor siempre todas las deducciones que podría emplear. El IVA -de mi actividad- no lo cuento porque es impuesto que yo he recaudado para Hacienda y es un dinero que no es mío. En cuanto a lo que he palmado en hidrocarburos, IVA como consumidor final, impuesto al seguro y otras tantas cosas… prefiero no saberlo, y eso es anterior a 2007.

A cuenta de la polémica con los youtubers andorranos, que ellos verán lo que hacen (y sus asesores fiscales), hay un argumento que ha salido que me ha tocado mucho las pelotas. Seguramente no es obra original de «Wall Street Wolverine» (lobezno de Wall Street), pero lo ha soltado. Básicamente, viene a decir: como se gasta dinero de mis impuestos en gilipolleces, me cambio de país para no pagarlos. Antes de seguir, conviene saber qué se hace con el dinero de nuestros impuestos, CIVIO lo ha puesto cuqui y bonito en su web.

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Personal

Lo que el viento se llevó ¿fue la inteligencia, la cultura y el conocimiento?

No sé si os pasa lo mismo, pero todos los días me despierto en una distopía. Cuando era pequeño, antes del año 2000, nos decían que se había erradicado el analfabetismo, que retrocedían las enfermedades y la pobreza, que se terminó la guerra fría, que las telecomunicaciones nos darían un acceso al conocimiento y la información como nunca antes, que colonizaríamos otros planetas o que viviríamos mejor que nuestros padres.

Espera, no te cabrees aún, aunque fuese publicidad engañosa. Cuando crecí un poco más, tuve conocimiento de obras como «1984», en la que una sociedad estaba dirigida por el Gran Hermano y los manipulaba como hormigas. También supe de «Fahrenheit 451», que nos pinta un mundo en el que la posesión de libros es ilegal y vienen unos agentes a quemarlos a domicilio. ¿Y qué me decís de «Un mundo feliz»? Se cribaba a la gente desde su nacimiento en categorías socioeconómicas e intelectuales.

Si has leído algunas de esas obras o has visto la película correspondiente, seguro que pensaste que eran exageraciones, que nunca iríamos hacia atrás, porque el Siglo XXI iba a ser el mejor de la Historia. Pues ahora no lo tengo muy claro que se diga. Empiezo a ver con más nitidez que nunca la decadencia de nuestra civilización, y pensábamos que el Siglo XX había sido el colmo. Al menos esta vez está derramándose menos sangre…

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Deportivos, Personal, Toyota

Una nueva obsesión, empieza por Toyota y acaba en GT 86

Hoy he tenido un auténtico flechazo. Como cuando me enamoré por última vez. Me atravesó cual trueno a un instalador de pararrayos trabajando en plena tormenta eléctrica o como un disparo de un rifle Arctic Warfare Magnum a quemarropa. Ya me había fijado en muchos Toyota GT 86 y hace años que quiero comprarme uno, pero no me lo puedo permitir. Pero vi «la unidad». Rojo, brillante, matrícula JCF (mis iniciales), y en un sitio donde se venden coches. Pregunté por él, me dijeron que era manual.

Durante unos instantes me imaginé todos los sacrificios que tendría que hacer para pagar otro coche a plazos, porque a tocateja ahora no me puedo permitir ni un cacharro. Me vi haciendo dieta, quitándome de ocio, viajes al extranjero, sin ir a conciertos ni festivales, sin hacer gasto en ropa «porque sí» o algún complemento chulo… Me duró segundos, todo eso ya lo hago. Me asomé al interior, la palanca era del automático. Se me cayó el mundo encima. A ver, no va mal, lo he llevado en circuito, pero no es el tipo de coche que me importaría tener automático.

La locura me duró poco, lo mismo que me dura el dejarme el pelo largo u otras cosas que no son correctas de decir en público. Sin embargo, el poso ya se ha quedado en mi inconsciente. He estado mirando anuncios de GT 86 a la venta en Madrid, en España… y a nivel europeo. Ya tengo fichados los buenos y malos precios, qué unidades son más o menos deseables, hasta qué modificaciones merecerían la pena y cuáles no. Hasta he pedido presupuestos a mi aseguradora (que no da precio, será que «pasan») y en un comparador de seguros.

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Economía, Personal

Toyota Prius

La mayoría de los que leéis este espacio pagáis por lo menos el seguro de un vehículo, ya sea seguro de coche o seguro de moto. Cuando las cuentas domésticas van un poco ajustadas, el mes que llega el recibo suele provocar un quebranto considerable. Eso se puede paliar en parte con el pago fraccionado, la aseguradora cobra un pelín más, pero el palo se reparte mejor.  Desde este año voy a usar un método de ahorro para que todos los meses me duela lo mismo.

En mi caso, estoy pagando dos seguros fraccionados. El del coche A me lo cobran en agosto (175 €), septiembre (168,68 €) y noviembre (168,68 €). El del coche B, con otra compañía, me lo reparte en febrero (182,90 €) y agosto (182,90 €). ¿Qué pasa? Que, si como este año, en agosto voy más justo, me quedo sin dinero para hacer NADA tipo irme de vacaciones. De hecho, este año solo he parado una semana. ¿Cómo evitarlo? Pues con una hucha mensual que aguante las embestidas de los recibos.

He calculado que la suma de todos mis seguros es de casi 878 euros al año, lo que divididos en 12 meses da algo menos de 74 euros. En mi banco principal, ING Direct, tengo una cuenta de ahorro que da un interés de mierda (0,01% TAE), pero que me puede ayudar a apartar ese dinero mes a mes, así cuando vengan los recibos me puedo «fumar un puro». Si cada mes meto 74 euros, la hucha no llegará nunca a 0, como puede verse en este gráfico:

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