Personal

Lo que el viento se llevó ¿fue la inteligencia, la cultura y el conocimiento?

No sé si os pasa lo mismo, pero todos los días me despierto en una distopía. Cuando era pequeño, antes del año 2000, nos decían que se había erradicado el analfabetismo, que retrocedían las enfermedades y la pobreza, que se terminó la guerra fría, que las telecomunicaciones nos darían un acceso al conocimiento y la información como nunca antes, que colonizaríamos otros planetas o que viviríamos mejor que nuestros padres.

Espera, no te cabrees aún, aunque fuese publicidad engañosa. Cuando crecí un poco más, tuve conocimiento de obras como «1984», en la que una sociedad estaba dirigida por el Gran Hermano y los manipulaba como hormigas. También supe de «Fahrenheit 451», que nos pinta un mundo en el que la posesión de libros es ilegal y vienen unos agentes a quemarlos a domicilio. ¿Y qué me decís de «Un mundo feliz»? Se cribaba a la gente desde su nacimiento en categorías socioeconómicas e intelectuales.

Si has leído algunas de esas obras o has visto la película correspondiente, seguro que pensaste que eran exageraciones, que nunca iríamos hacia atrás, porque el Siglo XXI iba a ser el mejor de la Historia. Pues ahora no lo tengo muy claro que se diga. Empiezo a ver con más nitidez que nunca la decadencia de nuestra civilización, y pensábamos que el Siglo XX había sido el colmo. Al menos esta vez está derramándose menos sangre…

Echemos un vistazo atrás, porque la Historia nos dice muchas cosas sobre nosotros mismos aunque le pasase a otros. ¿Qué elementos tienen en común la caída de las grandes civilizaciones? Entre todos los que hay, podemos citar desastres medioambientales (como cambios climáticos), que viene otro con la lanza más larga y conquista a otro a la fuerza, una podredumbre de su sociedad y moralidad, mala gestión económica, pandemias… y hasta todo a la vez.

En el Siglo XXI el miedo a una guerra en el sentido clásico es menor, o eso quiero creer. Eso de tener soldados yendo calle por calle, pegando tiros y matándose por cada palmo de terreno… es ineficiente. Es más probable que un día nos topemos con un chalado pegando cuchilladas, o con una bomba atada a su torso, o al volante de un vehículo descontrolado. Se justificará con algo, pero volveremos al mismo punto: será un tarado.

Tenemos desastres medioambientales a las puertas, quien no quiera verlo, no sabe en qué mundo vive. Evidentemente afecta de distinta forma a quien tiene aire acondicionado en casa o puede pagarse calefacción. Quien es pobre, vive de la agricultura, la pesca o la ganadería, no tiene tecnología y su modo de vida se va al carajo no lo verá de la misma forma. Luego nos preguntamos por qué llaman a las puertas de Europa tantas personas de fuera. Uno no se pone a hacer turismo internacional así, se va porque no ve futuro donde está.

Voy a decir algo impopular, la solución a una enfermedad no es paliar sus síntomas, es curarla y prevenirla. Ya lo decía un libro viejuno, al hambriento no hay que darle peces, sino una caña de pescar.

Pero tampoco hay que despreciar la podredumbre que nos acecha y que es, entre otras cosas, la consecuencia de que Occidente no haya apostado más por una sociedad educada, culta y bien formada. ¿Por qué nos están pasando por la piedra los chinos, los surcoreanos o los japoneses? Sus sociedades están fundamentadas en la educación, la excelencia, maximizar sus logros vitales… y la presión es tal que los que no lo soportan acaban suicidándose o viviendo profundamente amargados.

Escribo esto en 2020. El analfabetismo se suponía erradicado, pero antes se era analfabeto por mala suerte, no nacer en la cuna adecuada o en el lugar correcto. Actualmente se puede ser analfabeto o gilipollas por decisión personal. Es algo que se elige. La información y el conocimiento nunca han estado tan disponibles. Y la tontería contemporánea es un mal que cada vez afecta más a nuestras vidas. Gente que sabe leer y escribir (o se defiende al menos), ¿eh?

No han dejado de existir los terraplanistas, conspiranoicos, antivacunas, fundamentalistas (de lo que sea), totalitarios, bárbaros… Se han integrado y viven entre nosotros

Eliminar «Lo que el viento se llevó» de una plataforma de contenidos digitales, HBO, es una consecuencia más. Por esa misma regla de tres, hay que eliminar «Ben Hur» porque salen esclavos y no hay heroínas o diversidad LGTBI. «La hora de Bill Cosby» es racista porque no salen apenas blancos, a la hoguera, por eso y porque el propio Cosby era un pichabrava de esos de burundanga.

Todo el cine de Weinstein al carajo, sin olvidar el de Roman Polanski o el de Woody Allen, salidos, violadores o las dos cosas. En resumen, cualquier obra que no esté bien vista exclusivamente por los cánones actuales, por su contenido o sus «metadatos», tiene que ir a la hoguera. Vaya, eso me recuerda a algo y lo he mencionado antes… antes lo hicieron los de las cruces y después los de las esvásticas.

En los últimos días, no hace eones, hemos visto turbas descontroladas que arrasan con todo, tiran estatuas de gente cuya vida y obra desconocen, piden la censura de toda visión discordante respecto a sus cavidades interiores, buscan el enfrentamiento entre todos, irradian odio por todos sus poros… En el pasado, había formas más fáciles de desfogar todo eso, está en nuestra naturaleza y eso viene de los tiempos de las cavernas. ¿No estábamos en el futuro, el que iba a solucionar todos nuestros problemas? Mis co**nes.

Todo tiene su contexto. Veamos un ejemplo:

Mientras la sombra pasa de un santo amor, hoy quiero
poner un dulce salmo sobre mi viejo atril.
Acordaré las notas del òrgano severo
al suspirar fragante del pífano de abril.

Madurarán su aroma las pomas otoñales;
la mirra y el incienso salmodiarán su olor;
exhalarán su fresco perfume los rosales,
bajo la paz en sombra del tibio huerto en flor.

Al grave acorde lento de música y aroma,
la sola y vieja y noble razòn de mi rezar
levantará su vuelo süave de paloma,
y la palabra blanca se elevará al altar.

¿Os gusta? Siento ser un aguafiestas, lo escribió un pederasta, un violador y un corruptor de menores. Uno que conoció a su mujer, Leonor, cuando ella tenía 13 años y él 32, y se casaron dos años después. Ella murió con 18 años. Él se llamaba Antonio Machado. Los tontos contemporáneos ya pueden ir a profanar su tumba, pintarrajear el callejero a su nombre y quemar toda su obra, y señalar como defensores de la pederastia a todos los que guste cómo escribía. Pobre de mí, que me parecen unos versos muy bonitos. De aquí a asaltar un colegio solo hay un paso, bajarme el ebook de «Antología poética».

El que fuese un matrimonio feliz y tal, o que fuese otra época, ¿qué importa? En 2020 eso está mal visto, el resto da igual. Ojo, que también fueron reacciones negativas en su propia época, pero no sé… llamadme raro, pero sin querer hacer apología de la pederastia parece que las cosas no son o negras o blancas. Perdón por hablar de negro y blanco. Lo binario nos vale para lo que nos interesa, para lo demás no. ¿O cómo va esto? ¿Me lo explica alguien?

Podría poner ejemplos hasta el final de los tiempos. Algunos personajes que admiramos o respetamos han sido pederastas, alcohólicos, racistas, misóginos, transfóbicos, ultraderechistas, carnívoros, pollasviejas o brujas de hoguera y lata de gasolina… si los analizamos con los cánones de hoy, que ni mucho menos son los más correctos, acertados o clarividentes de toda la Historia. Eso de creerse el centro del universo es más viejo que la humanidad. Un único dios, un único sol, un único credo, una única ideología, una única dieta correcta…

Yo tengo razón y vosotros estáis equivocados.

En el momento en que las creencias o las opiniones se convierten en dogmáticas, dejan de sostenerse con un mínimo de lógica o argumentos, es cuando retrocedemos como los cangrejos. Las contradicciones están a la orden del día, como fascistas que llaman a otros fascistas, potenciales homicidas que llaman a cualquiera «asesino», o racistas redomados diciendo que el racista es el otro. La perspectiva no solo importa en fotografía.

Algunos intelectuales hablan de guerras culturales. Creo que los gilipollas están anotándose más puntos en el marcador, da igual si tienen razón o no, es que hacen más ruido. Los moderados tienen a callarse para no meterse en follones y evitar recibir un aluvión de etiquetas desde los adalides de lo políticamente correcto.

En otras palabras, hay que pensar lo que dicen que hay que pensar, hay que decir lo que dicen que se puede decir, hay que votar a quienes ellos dicen… esto y el fascismo (el de verdad, el que puso de moda Mussolini) se parecen cada vez más. Y para colmo, el periodismo está en uno de los momentos más críticos de la Historia, que los informadores tenemos que pedir dinero para vivir dignamente…

¿Cómo es posible que unos pueblos nómadas, burros como arados, sin más habilidades que la guerra, tiraran abajo un imperio que había durado casi un milenio? La respuesta está en los libros. Spoiler: no fue por la fuerza de sus argumentos, ni por su tecnología, ni por su dominio de la ciencia y la filosofía

¿Sería posible este auge del gilipollismo en una sociedad cultivada? Lo dudo mucho. Cualquiera que sepa un mínimo de Historia sabrá que Cristóbal Colón no fue ningún genocida, que Winston Churchill fue uno de los principales azotes del fascismo (llega a caer Gran Bretaña en 1940 y hubiésemos chupado fascismo en vena durante generaciones), o que el racismo no es algo exclusivo de los blancos caucásicos, pueblos indoeuropeos, o como quieran llamarlo. El puritanismo más rancio vuelve a llamar a nuestras puertas y nuestras pantallas.

Que la gentuza la hay de todas las razas, preferencias sexuales, religiones o condición humana. Detesto profundamente a Idi Amin Dada, Pol Pot, Muamar el Gadafi, pero ¿solo porque soy un racista? O igual es que les juzgo por sus actos, no de si se notaba si tomaban el sol o no. También me dan asco Margaret Thatcher o Isabel II de España, ¿porque soy un machista o porque repruebo sus gestiones? En fin… Un HDP es un HDP, o una, o une. Es un coñazo inconveniente profundamente molest@ escribir de forma «inclusiva», por eso no lo hago.

El ser humano puede ser racional e inteligente, las turbas no suelen serlo, es más, suelen funcionar como las amebas y demás organismos que no tienen inteligencia alguna, pero que la lían parda en un número suficiente de individuos. Amparados en la dilución de responsabilidades entre cientos o miles de individuos, todo vale: reventar a escaparates, apalizar a uno que pasaba por ahí con la marca de zapatillas inadecuada, quemar libros, tirar piedras a policías armados o incendiar barrios enteros. La causa que decían defender llega a ser lo de menos. Fue la excusa inicial, ahí se queda. Ídem respecto a hundir a alguien a base de acoso digital, sigue siendo una forma de violencia.

Cualquier postura es defendible de forma pacífica, y eso incluye la no violencia contra las personas, contra las cosas o contra las ideas. Si no, es imposición, y no está tan lejos de lo que son las dictaduras, los fascismos o feudalismos. Todo está inventado, cambian las formas y las tecnologías. Y aunque no es despreciable la influencia de George Soros, de Jaume Roures o de Warren Buffett, soy más del principio de Hanlon:

«Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez».

Que es precisamente lo que abunda, lo que hace que vivamos en una distopía (al menos respecto al futuro que esperábamos vivir), y que cada vez den menos ganas de residir en ciudades repletas de tarados. Menores densidades de población suelen acarrear menores porcentajes de tontería, al menos desde mi sesgado punto de vista. Sin ruido ni aglomeraciones se duerme mejor, se piensa con más calma y hasta la digestión es más agradable. La España semivaciada vuelve a ponerse de moda en las inmobiliarias.

Lo que diré a continuación seguramente me granjee alguna enemistad, pierda a algún suscriptor o me baje el tráfico, pero nada de eso me hará renunciar a mis principios. Seguiré interpretando la Historia de forma crítica, pero entendiendo cada época, lo mismo respecto a sus obras, y no me creeré el ombligo del mundo. Mis relaciones sociales no se van a guiar por tener cuotas de género, preferencias sexuales, religión, movilidad o lo que vote el personal: respetaré al que me respete, y el que no me respete se irá a hacer puñetas. Que no se me ofendan los puñeteros, por favor.

Este fin de semana me veré tranquilamente «Lo que el viento se llevó», sin perder de vista que es una película de 1940, aunque la tenga en BluRay con la imagen y el sonido restaurados, a salvo de cualquier intento de censura de plataformas digitales y hordas de gilipollas haciendo ruido en Twitter. Es mi elección. También es mi elección no consumir un producto cultural que pueda ofenderme como europeo del sur, que no cree en deidades, que nació con la tara de ser heterosexual y que aún se permite el lujo de pensar por sí mismo. O puedo consumirlo igual y reírme de ello, en vez de tomármelo como algo personal.

En general, seguiré haciendo todo aquello que me parezca, mientras no perjudique a terceros, sin rendir cuentas a nadie, que para eso soy adulto, votaré a quien quiera sin dar explicaciones, y viviré como considere de acuerdo a mi forma de ver la vida, sin imponérsela a nadie. Es más, no creo que mi forma de pensar le importe a nadie… y me da igual. Hasta seguiré haciendo humor negro o de cualquier otro color, eso sí, en la intimidad.

Lo de arriba es una coña y una exageración (el tuit), pero si permitimos a las hordas de hunos y de otros imponernos su particular visión del mundo, estamos jodidos, impondrán su visión única del mundo. Es lo mismo que han intentado fanáticos de todo pelaje durante miles de años: imponer a los demás.

La humanidad suele ir hacia delante, pero también ha ido muchas veces hacia atrás. Y eso pasó por la acción de unos, y la pasividad de otros. En 2020 no hay elementos objetivos para decir que un retroceso es posible. De hecho, estamos inmersos en ello… Creía que nuestra especie se catalogaba como homo sapiens sapiens, pero igual hay que empezar a replantearse eso.

No es por falta de cultura, por falta de dinero o por elitismo social, es por elección. Lo más preocupante de todo, sin duda. ¿Sabéis qué es lo que da más miedo de cada episodio de «Black Mirror»? Que lo vemos como algo que puede pasar más temprano que tarde.

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8 Comments

  1. buruburu

    Me ha gustado el sentido común que refleja la entrada.
    Respecto a la tontería de quitar la peli del catálogo, no se dan cuenta de que es contraproducente. ¿Qué hacen los judíos con la Shoa? ¿Que nadie hable de ellas? Pues exactamente lo contrario: que no pase ningún año sin que salga alguna película que la refleje.
    Por otro lado, coincido en que estamos en una civilización que se está derrumbando, y que en un plis plás Europa dejará de ser relevante, como dejaron de serlo Grecia, Cartago, Roma, Egipto…

    Sin embargo, en mi humilde opinión la causa principal es la carencia de valores morales sólidos, objetivos. Algo por lo que merezca la pena dar la vida y engendrar nuevas vidas. Sin eso, tenemos una sociedad suicida y decrépita.
    Durante siglos el cristianismo un cimiento sólido. No faltaron corruptos y criminales, como en todas partes, pero al menos sabían que lo que hacían estaba mal. Y otros muchos disponían de un apoyo sólido sobre el que construir su vida.

    Deberíamos leer más a Chesterton, con su humor socarrón. El mundo actual, queriendo dignificar al hombre eliminando a Dios, ha demostrado que sin Dios se destruye el hombre.
    Pero bueno, todo esto daría para mucho…

    ¡Mucho ánimo!, que estas son las aguas turbulentas que nos ha tocado vivir.

    P,D,: otro día podríamos hablar de las canciones «prohibibles»: «…no tengo edad para amarte…», «volvería a hacerlo, son los celos…», etc. etc.

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  2. Marcos

    Excelente comentario. La complejidad del ser humano es enorme, quizá se esté confundiendo la crítica social, con la justicia social y la verdad bien entendida. Totalmente de acuerdo con el analfabetismo voluntario que padecemos hoy día. Increíble hoy día con toda la información a nuestro alcance, ¿verdad?. Pero, ¿la especie humana está hecha para descubrir?
    En vez de darme la caña de pescar que calme mi hambre con los peces que consiga con ella, yo quiero construir mi propio artefacto para conseguir peces.
    Sin conocimiento no sabremos cómo educarnos, de ahí la importancia de seguir avanzando en el conocimiento del ser humano. Saludos.

    Reply
  3. Javiertxo

    Comparto tu reflexión. Hace falta más raciocinio, pausa; menos visceralidad. Aunque sí caben adaptaciones ¿purgas?¿ajustes de cuentas?… comprenderemos a Cristóbal Colón y su época pero no todos los personajes históricos, de una misma época son iguales (en tiempos del comercio de esclavos existió Bartolomé de las Casas). El otro día una multitud derrumbó la estatua de no se que personaje histórico que básicamente, fue un negrero. Una cosa es que en su tiempo el esclavismo estuviera bien visto y otra que en nuestro tiempo merezca una estatua. Otro apunte. Churchill sentía más afinidad ideológica y respeto personal por Hitler que por Stalin. Fue Stalin quien salvó a Europa del fascismo, no Churchil; y si tenemos una foto de Churchill con Stalin sólo fue porque Hitler decidió atacar al Reino Unido y se encontró con los soviéticos, con los comunistas, combatiendo el fascismo.

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    1. Javier Author

      Hola tocayo.

      Stalin hizo algo bueno (erradicar el nazismo) como un efecto colateral, pero sus ambiciones eran otras. Antes de 1939 Rusia ya planteaba expandirse por el este europeo, y por eso se repartieron el continente. Cuando Hitler traicionó a Stalin, invadiendo Rusia, el contragolpe tenía que ser evidente: uno aniquilaría al otro, solo que cayendo Berlín caía Alemania, y Rusia habría caído llegando a Corea, tras una masacre que habría ocurrido sin desembarco aliado. Cayendo Moscú no caía Rusia, y cayendo Stalingrado tampoco, aún habrían podido resistir mucho y hacer la vida imposible al invasor en un país tan extenso.

      A fin de cuentas, los soviéticos derrotaron al fascismo con fuerza bruta, pero básicamente se cambió un régimen totalitario por otro, según para qué más suave o más bestia. Pero está claro que Churchill no es sospechoso de ser un fascista… Se le podría reprochar mantener las colonias británicas, en la línea de los gobernantes de su tiempo.

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  4. Javiertxo

    En cuanto a retirar «Lo que el viento se llevó» me parece una estupidez, ni siquiera «El nacimiento de una nación debería retirarse» y esta sí hace apología del racismo, del esclavismo y del Ku Klux Klan. Una película que muestre racismo no tiene por qué ser racista. Y una película (o un libro) racista no tiene por qué producir racistas. Yo he visto «El nacimiento de una nación» y me ha servido para conocer (más y mejor) el origen de EEUU no para hacerme racista.

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    1. Javier Author

      Y respecto a la película, el problema no es que represente el racismo, es que represente una visión edulcorada del racismo. Vamos, que los esclavos negros no estaban pendientes de sublevarse constantemente buscando la libertad. Pero si ves «Django», también verás a personajes negros en época esclavista que pensaban como los blancos y preferían estar bajo su tutela antes de ser libres. Aún no ha salido ningún ofendidito diciendo que esa película es racista, pero si les das tiempo, igual…

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