Conducción eficiente

Cómo compensar las emisiones de CO₂ de tu coche

En otra ocasión he comentado que no estaría mal, en el contexto que vivimos de cambio climático antropogénico, saber el coste que implican ciertas elecciones de nuestra vida diaria. Conducir es una de ellas, incluso usando un coche eléctrico se genera CO2 o dióxido de carbono, pero los que usamos coches de motor térmico colaboramos más al problema.

¿Cuánto CO2 emite tu coche (o tu moto, o lo que uses)? Se puede determinar fácilmente conociendo el número de litros gastados. No todo el mundo lleva una contabilidad rigurosa, pero soy de los raritos que sí. Más de 9/10 repostajes (me faltarán unos cinco de cientos) los tengo anotados: litros, euros, kilómetros recorridos… como una hormiguita. Está todo en Spritmonitor, y es de acceso público.

En el último año -12 meses naturales- he recorrido con el Prius unos 6.500 kilómetros y he emitido a la atmósfera 642 kg de CO2. Eso con un coche de muy bajas emisiones, usando GLP en un coche híbrido mis emisiones reales son de casi 100 g/km, que es poquísimo, pero ya veis, sigue siendo una burrada de CO2. Podría añadir unos gramillos de los 1-2 l/100 km de gasolina que se bebe cada 1.000 kilómetros (2,3 a 4,6 g/km).

Esta tarde, mientas me documentaba para un artículo para Motor.es, titulado «Audi y Climeworks liberarán a la atmósfera de CO2 mediante captura, convirtiéndolo en minerales», he llegado a la empresa Climeworks, que básicamente se está dedicando a pillar CO2 del aire común, atraparlo, y tirarlo a las profundidades -2 kilómetros- para que forme parte de rocas basálticas en forma de carbonatos. En el artículo entro un poco más en harina, para el que le interese.

En otras palabras, esta tecnología es un «Edición > Deshacer» de CO2. Creía que el modelo de negocio estaba básicamente en cobrar a empresas por reducir sus emisiones netas y así no sufrir las consecuencias de entidades reguladoras, pero resulta que también está abierto a cualquiera, como tú y como yo. Incluso los que hacemos RRR: reducir, reutilizar, reciclar.

La modalidad básica de suscripción a Climeworks es de 7 euros al mes, nivel «Explorer», a cambio de lo cual la empresa retira de la atmósfera a tu cargo 85 kg de CO2 al año. No anda lejos de lo que cuesta Netflix al mes. Para alguien que contamine «tanto» como un servidor, y eso que uso un vehículo ecológico, tendría que irme al nivel «Special Expedition», 49 euros al mes, a cambio de retirar 600 kg de CO2 cada año. La diferencia la doy por compensada porque uso Blablacar. Casi 600 euros al año, o más si incluimos el IVA, solo por el combustible gastado. Un pastizal. Y no he pensado en compensar mi consumo eléctrico, el de calefacción, etc. Me marearía.

¿Cuánto cambiarían nuestras formas de desplazarnos, consumir… si tuviésemos que pagar de nuestro bolsillo la compensación del CO2 que hemos provocado nosotros? Nos volveríamos ecologistas en CERO COMA.

Para emitir esos 642 kg de CO2 mi coche se ha bebido 392 litros de GLP, 196 euros, y el Estado me ha castigado con impuesto de hidrocarburos y el IVA. Y si en vez de ser GLP hubiese sido con gasolina, habría palmado un 40% más de pasta por exactamente lo mismo. Pero esos impuestos no me los cobran por contaminar, me los cobran por comprar hidrocarburos para automoción.

Ahora mismo mi situación económica hace inviable gastarme casi el triple de lo que me gasto en combustible para compensar mis emisiones. Eso sí, echar 7 euros al mes por reducir 85 kilos, bueno, haría que me sentase un poco menos culpable por usar el coche. El resto de porquería que echo por el tubo de escape está bastante controlada a tenor de la prueba de gases de la ITV, y procuro que no se me enfríen los catalizadores (esto ya es hilar fino) porque los híbridos al apagar el motor van enfriando los sistemas antipolución. Y, obviamente, trato de gastar lo mínimo, y eso incluye frenos y ruedas, que también contaminan al gastarse.

Aunque no voy a pedir dinero para Climeworks, propongo este ejercicio individual: determinar las emisiones de tu vehículo, ir a la web de Climeworks, y echar números de cuánto costaría compensar tus emisiones. La cifra seguramente te maree, pero con que te haga reflexionar un poco, que mover un vehículo no es un acto inocente que no tenga consecuencia alguna, con eso me doy por satisfecho. Audi va a compensar 1.000 toneladas al año, un millón de kilogramos, la cuota que pagarán será de aúpa.

Por cierto, los usuarios de Waylet pueden compensar las emisiones del combustible repostado pagando muy poquito más, sale bastante más económico. El método que usa Repsol para compensar esa emisión de carbono es colaborando en proyectos forestales, que no deja de ser el método más antiguo conocido para eliminar este gas de efecto invernadero de la atmósfera. Y tranquilo, el CO2 no se acabará jamás, la naturaleza tiende a equilibrarse siempre.

¿Te has parado alguna vez a mirar alguna oferta de compensación de emisiones? ¿Participas en alguna ONG de este tipo? ¿Has sido voluntario en proyectos de reforestación? Sinceramente, me produce curiosidad.

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4 Comments

  1. buruburu

    Curiosa la empresa esa. De todos modos, 1 €/kg de CO2 capturado me parece un precio muy alto. Si el gasoil emite 2,5 kg/litro, resulta que estarías pagando mucho más por ese reciclaje que por el combustible.

    En mi último año:
    33.710 km (se ha notado la pandemia en que no llego a los 40.000)
    1.957 litros, que han costado:
    2.090 € (en una gasolinera barata siempre que puedo).
    Con el sistema ese tendría que pagar 4.890 € adicionales: inviable.

    Saldría mucho más barato comprarse un eléctrico, plantar un bosque…, o incluso elaborar combustible sintético a partir del CO2 del aire (3,5 €/l da para mucho).

    Para mi consuelo, y tener menos remordimientos, 5,8 l/100 no está mal para un monovolumen compacto con 295.000 km, que recorre 60% autopista, 35% carretera, 5% ciudad, con 3-4 personas, incluso 5, con equipaje, etc. (Es una pena la aerodinámica perjudicial, pero las personas de cierta edad agradecen mucho esa altura adicional).

    En casa también buscamos disminuir consumos, evitar caprichos, reciclar, todas las luces son LED, etc. Pero esos viajes, necesarios, hoy por hoy tenemos que seguir haciéndolos.

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    1. Javier Author

      Por algo hay que empezar, ser conscientes del problema. Ese consumo para un MPV está muy bien, poco margen tienes para optimizar. Lo primero que miraría es el apartado neumáticos. Una categoría de eficiencia A o B acaba notándose en pasta al final del año, y hay neumáticos que se «pagan» solos con el combustible que ahorran.

      Como tú dices, si el CO2 nos doliese mucho más en el bolsillo la transición hacia tecnologías menos intensas en carbono sería mucho más rápida.

      Reply
      1. buruburu

        Llevo ya unos cuantos años con los CrossClimate, pues mis viajes no dependen del clima, y aquí en el norte la lluvia y la nieve siguen siendo frecuentes.
        Respecto a los Energy noté un aumento del consumo del orden de 0,1 l/100km. Mientras que ha aumentado su duración: de unos 65.000 a 83.000 km (la mitad delante, la mitad atrás), lo que termina siendo un buen ahorro.
        La ventaja de tanta duración es que me puedo permitir el lujo de cambiarlos cuando me interesa, antes del invierno, para afrontarlo con el dibujo al 100%. Si este año los cambio con 75.000, aunque les quede dibujo para rato, ya los doy por amortizados.

  2. Abel

    Hola Javier,

    En tu artículo sobre la empresa Uber y los taxistas expusiste una serie de argumentos para defender que los cambios son irreversibles y afirmas que tenemos que aceptarlos aunque no nos agraden del todo. Sin embargo, cuando te refieres al cambio climático adoptas la postura contraria. Darwin fue ridiculizado por la sociedad de su época y por sus propios colegas al sostener que el ser humano y el resto de especies habían sufrido una serie de transformaciones en un proceso llamado evolución. Tuvieron que pasar muchos años para que las palabras del naturalista inglés empezaran a ser tomadas en serio. Ahora estamos viviendo una situación similar con las condiciones del planeta en el que vivimos. No se trata de discutir si hemos influido más o menos en dichas condiciones, sino de preguntarnos por qué no queremos aceptar que el cambio ya en está en marcha y que no hay vuelta atrás.

    Nos encanta ir de ecologistas y protectores de la naturaleza, pero a la vez nos irrita enormemente que se produzcan cambios en esta sin que nosotros lo hayamos consentido. Nos guiamos por un patrón de unos pocos miles de años en el que las temperaturas se han mantenido dentro de unos valores relativamente estables y eso nos lleva a dar por sentado que dichas temperaturas deben permanecer siempre de la misma manera. En nuestras cuadradas cabezas no entra la posibilidad de que ocurra algo diferente a lo que hemos previsto.

    También empleamos nuestra doble doble moral en el tema de los traslados. Se está haciendo un esfuerzo importante para acabar con el racismo y con el fin de que la emigración sea vista como una cosa normal. El mensaje que se quiere transmitir es que cada persona tiene derecho a vivir donde desee y los que ya moran en un lugar deben aceptar a los que vienen de otro distinto sin poner condiciones. Es una iniciativa loable y necesaria. Sin embargo, saltan todas las alarmas cuando se localiza a una planta o a un animal fuera de su hábitat común. El ser en cuestión es catalogado como una especie invasora y en muchos casos se inicia un proceso de erradicación total. Se asume que las especies endémicas son las únicas que tienen derecho a estar en ese sitio y se olvida que dichas especies se trasladaron hasta allí desde otro lugar en algún momento de la historia. Esta forma de pensar está profundamente vinculada al racismo que tanto deseamos eliminar en la especie humana.

    Estamos empleando tiempo, energía y recursos con la esperanza de que todo pueda mantenerse como nosotros lo hemos conocido hasta ahora. Esto es debido al tradicional temor que provoca en el ser humano una situación de desconocimiento e incertidumbre. Pero tarde o temprano tendremos que afrontar la realidad y asimilar que las nuevas generaciones vivirán en un mundo distinto al nuestro.

    En lugar de luchar contra algo que no podemos cambiar, debemos buscar soluciones para adaptarnos lo más pronto posible al nuevo escenario. Es así como hemos conseguido llegar hasta aquí. Nuestros antepasados transformaron los problemas en desafíos y se enfocaron en sacar el mayor rendimiento a su entorno por muy hostil que fuera. De hecho, esto continua siendo así. En la actualidad existen poblaciones humanas que viven en lugares con temperaturas extremas y la mayoría de sus miembros no se quejan de ello. Tampoco se trasladan a otro sitio a vivir aunque tengan la oportunidad. Incluso hay lugares donde la luz del sol desaparece durante meses. Las personas afectadas por esto no piensan en cambiar la inclinación del planeta para solucionarlo, sino que colocan luz artificial de forma permanente.

    Creemos ingenuamente que con nuestras acciones a favor y en contra de la naturaleza conseguimos inclinar la balanza hacia un lado o hacia el otro. La realidad es que todo permanece igual. Como tu mismo dices, el equilibrio siempre se restablece. Podemos comprobarlo al fijarnos en casos como el volcán de Krakatoa o el accidente nuclear de Chernóbil. Es verdad que se ha necesitado tiempo, pero al final la naturaleza ha conseguido volver y adaptarse aprovechando la práctica ausencia del ser humano. Esto no quiere decir que podamos tomarnos la libertad de obrar sin raciocinio pensando que al final todo volverá al mismo punto, sino que sería mejor que que nos anticipáramos al futuro con soluciones realistas y asequibles.

    Con respecto a la empresa de la que hablas, he entendido que proponen transformar los gases y trasladarlos a otro lugar. Esto no es nuevo. Ya hemos visto procesos similares anteriormente como los cementerios nucleares de residuos radiactivos. Los automóviles también emplean un sistema de recirculación de gases de escape con el mismo objetivo. Obviamente, no son cosas exactamente iguales pero nos sirven para darnos cuenta de que las ideas propuestas terminarán generando nuevos problemas por muy buena que sea su intención. Además, debemos tener en la mente que se necesita energía para poder realizar todos esos procedimientos de transformación y traslado.

    Si de verdad deseamos crear una sociedad mejor y en mayor armonía con el entorno que nos rodea, debemos pensar primero en la reducción de la población. A estas alturas seguimos confundiendo calidad con cantidad y no es lo mismo. Muchas personas no significa buenas personas. Y no, hay personas que no están capacitadas para ser padres. La prueba de ello es que no pasa un solo mes sin que se descubra un bebé o varios en un contenedor de basura. Tampoco son infrecuentes los casos de negligencia infantil. Existen elementos que además de no aportar nada positivo al mundo, perjudican gravemente a los demás. No podemos eliminar a los que ya están, pero si podemos evitar lleguen más. Algunos se llevarán las manos a la cabeza con estas líneas porque el control de la natalidad aún sigue siendo un tema controvertido, pero es necesario tratarlo. Una comunidad puede tender a la excelencia y ser inclusiva a la vez, mas para ello necesita miembros que tengan un mínimo de sentido común.

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