Ayer tenía que realizar un cambio de coche dentro de la misma sede, dejaba uno y me llevaba otro. Como me separan 40 kilómetros y tenía que hacerlo a primera hora (8:15) pues me quedé a dormir en casa de una amiga que vive muy cerquita, en Alcobendas. Así me ahorraba un atascazo de la de Dios…
Una vez repuesto de dormitar en un sillón de 1,60 metros (uno mide 1,72), cuando estaba desayunando vi por la ventana un todocamino negro que me era familiar: «Anda, este es como el que tuve yo hace unas semanas». Cuando bajé a la calle para irme, me fijé de nuevo en el coche. La matrícula me sonaba, 2203 GFL…