Hace más o menos un año empezó mi «relación» con el Subaru Impreza, un compacto japonés. Lo conocí por primera vez en un concesionario de Madrid, en una presentación para bloggers. Hace una semana publiqué en Motorpasión la prueba del coche, concretamente del Impreza 2.0 Sport de 150 CV. Las reacciones de los lectores han sido dispares.
A algunos les choca que critique que el portagafas no venga de serie, o que no haya luces de cortesía en los espejos, o que el modelo básico con motor 1.5 de 107 CV no tenga ni ESP ni llantas de aleación de serie. Bueno, eso más o menos se puede entender, son pijaditas y estoy acostumbrado a ello. Lo que me dejó un poco a cuadros es la reacción que supuso este fragmento del texto:
«La velocidad máxima, 193 Km/h, se alcanza en 5ª. La versión automática de 4 velocidades logra la punta en 3ª (182 Km/h), y como dato curioso, el 1.5R alcanza la velocidad máxima en 4ª, 175 Km/h.»