Los 5 de febrero me suelo acordar que fue el día que me compré mi primer coche, hace ya 12 años. Se trataba del archifamoso Toyota Supra 3.0 Turbo Targa de 1990, que por entonces «solo» tenía 20 años, y yo 26. Meses antes me había tirado un tiempo mirando el mercado, a ver cómo estaban, para ver cuán lejano estaba el sueño de tener el coche de mis sueños -con permiso del Ferrari Testarossa-. Vaya, no me pillaba muy lejos.
Ya tuve un FAIL en diciembre de 2009 intentando comprarme uno, de camino a ir a verlo a Valencia lo habían vendido. No fue una técnica de vendedor, iba a venderlo en serio. Costaba solamente 2.800 euros. Pues resulta que en todo este tiempo estos coches ya han acabado la fase de purgatorio. Ya cayeron a su mínimo valor. El mío lo compré por 5.000 euros redondos. Ahora no encontraría uno así NI DE PUTA COÑA.
Me metí ayer en páginas de anuncios clasificados y se me cayó el alma a los pies. Por ese dinero solo hay coches donantes para piezas o que necesitan una restauración carísima -y paciencia infinita-. Las unidades decentes más bien andan por los 8.000 euros, y he visto más de uno a 15.000 y a 20.000 por el que hace 12 años no habrían pedido ni de lejos más de 8.000 euros. Las unidades decentes no bajaban de 6.000 entonces.
Aunque el valor de los coches no me ha solido preocupar, porque no los compro para venderlos después, desde luego me llama la atención la revalorización. No le echaría la culpa al lanzamiento del modelo de la quinta generación (A90), el GR Supra, porque los precios ya habían subido antes. De hecho, a mediados de 2017 ya estaban subiendo tela.
Puede que ya el mercado se haya autoregulado, y como quedan menos unidades, el que tiene uno decente lo pone a un precio absurdo para que nadie se lo compre, tal vez por el impulso de una pareja que suele insistir en vender ese coche viejo. Vale, puesto el anuncio ya se cumple expediente. Pero es que a nivel europeo pasa lo mismo. Mire donde mire, todos están carísimos. Sinceramente, no sé si valen lo que piden por ellos.
Aunque hay una cosa cierta, es un tipo de coche que no va a volver, y eso lo dije hace años. Los coupés se están quedando como coches para ricos, y en la era del coche eléctrico los fabricantes están centrados en lo que mejor funciona: utilitarios básicos, compactos sobreelevados con plásticos negros por los lados, todocaminos inútiles con tres gotas de barro y deportivos de altísimas prestaciones.
A lo mejor el culpable fui yo, al escribir el artículo «Toyota Supra 3.0i y 3.0i Turbo A70 (USPI)» en la ya infame Pistonudos. No lo resubí a espíritu RACER -me habría arrepentido de hacerlo- y algún día lo rescataré para este humilde espacio. Sea como fuere, cada vez entiendo más a los chicos jovencitos -y alguna que otra jovencita- que me dicen que nunca se podrán permitir uno. Sí, cifras en mano lo tienen jodido.
Bueno, es una pena que los coches acaben pegando rebotes de precio, ya no bajen más y empiecen a subir como la espuma. Al menos, eso significa que los que quedan estarán mejor conservados por tener ya un valor. Este año, 2022, el último de los que se fabricó ya podrá ser catalogado como vehículo histórico, con todo lo que eso implica. Si llegan a las manos adecuadas resplandecerán como entre 1986 y 1992.
La verdad, hubo un momento en el que me daba pena que la mayoría de los Supra que veía no estaban en el mejor estado, salvo unos pocos en manos de gente ya de cierta edad que les metían dinero y cariño, el que hiciese falta. Los que quedan irán transicionando en clásicos impecables, no es lo mismo tener un coche «viejo» de 5.000 euros que un clásico que vale el triple. Además, hasta se ha recuperado la producción de algunas piezas descatalogadas por parte de Toyota.
Por cierto, para los que me estéis leyendo y no sepáis mucho de estos coches, un par de truquitos para no hacer el ridículo en una concentración. Los Supra que llegaron a Europa (MA70) tenían el motor 7M-GE (atmosférico) o 7M-GTE (turboalimentado), los 2JZ solo se montaron en la siguiente generación (A80), la que tiene precios cercanos al modelo nuevecito recién salido de fábrica.
Recientemente estuve en una KDD y había un chico haciéndome preguntas y menos mal que llevaba la mascarilla puesta. Me estaba riendo para adentro, se las quiso dar de entendido conmigo y no acertaba ni una. Ni 2JZ, ni biturbo, ni V6. Me acabé sintiendo mal corrigiéndole, pero es que no me pude quedar callado. Pero bueno, sigue siendo un coche que despierta la atención de la chavalada.
A ahorrar. Dudo que los precios bajen, a menos que la crisis económica se ponga muy cuesta arriba y este tipo de coches quede achicharrado a impuestos. Acordaos de estas cosas cuando haya que votar. Defiendo la ecología, los coches eléctricos y la diversidad… pero el ensañamiento tampoco es necesario.
Me despido con el mismo anuncio que vi antes de comprármelo y que me sigue erizando todos los pelos del cuerpo. Me acordé de ese niño que, sobre el 90-91, se subía en los Supra de exposición de un concesionario familiar, los toqueteaba y soñaba con tener algún día un coche casí. Estoy convencido de que, si tuviese uno nuevo delante, reconocería su olor.
Y digo esto porque a duras penas me acuerdo de cosas de cuando iba al colegio en esa época. Hace unas semanas, uno de mis compañeros de 1º a 4º de EGB me encontró, mis apellidos son menos comunes que los suyos, y un día de estos le veré a él y a otros por los que tengo un enorme cariño. No había Internet entonces, nos perdimos la pista. Pasaremos de golpe de niños a casi hombres de 40 años.
Pero cada vez que me subo en mi Supra, me viene algo de mi infancia, solo que esta vez llego a los pedales, compré en el momento adecuado (ahora ni se me pasaría por la cabeza), y cuando quiera puedo salir a la calle y babear mirándolo, sabiendo que es mío. Alguna cosa no os la he contado, pero ya habrá tiempo para explicaciones.
Me ha encantado cómo has puesto en valor los sentimientos que tienes con tu coche, fruto de múltiples avatares y vivencias que deseas transmitir a los demás, para mí, mi coche es como si fuera uno más de la familia, no es una mascota ni un hijo pero la pasión que uno tiene cuando se sube a el, lo pone en marcha y disfruta conduciendo no tiene precio. Me llama la atención como ahora se valora lo que antes era un cacharro y surgen iniciativas de todo tipo para restaurarlos y conservarlos, soy de los que sienten pena cuando veo videos de desguaces…sobre todo recuerdo el de BMW desguazando coches en aparente buen estado, uf…. Me pongo sentimental, ojalá te dure mucho el supra
me cuesta trabajo entender como puedes defender la ecologia y a la vez el coche electrico, es el mayor sin sentido que te he leido nunca Javier y te lo digo con todo el respeto que te tengo, pero el coche a pilas es de todo menos ecologico, otra cosa es que no expulse gases nocivos en las ciudades, pero es un atropello contra la ecologia y la naturaleza.
Lo mas ecologico, además de movernos todos andando o en bici, es no comprar un coche nuevo
pds: ni se te ocurra vender el Supra
Es muy fácil defender al coche eléctrico Chema, hay que saber de coches.
A cortísimo plazo los beneficios son dudosos respecto a mantener rodando otro coche.
A medio y plazo las cuentas siempre salen. A lo largo de su vida útil se compensa de sobra su fabricación, son reciclables en más del 95% de su peso y las baterías pueden durar los suficiente como para tener una segunda vida como acumuladores y, finalmente, ser recicladas casi por completo (o por completo si avanza la ciencia un poco más).
Por otra parte, son los más eficientes utilizando la energía, del pozo a la rueda, con mucha diferente, por encima del hidrógeno y muy por encima del mejor motor térmico (inc. híbridos).
Con ese percal, dime, ¿cómo no voy a defender el coche eléctrico? Otra cosa es que critique algunas cosas en concreto, como normalizar los coches eléctricos de 2 toneladas por la puñetera moda de los SUV y para tener una autonomía que solo se aprovecha unos pocos días al año para la mayoría de la población. ¿Acaso con los coches normales no hay sinsentidos? Claro que los hay, y hay muchísimos más.
Lo más ecológico es reducir, reutilizar y reciclar, pero en algún momento siempre acabamos necesitando algo nuevo. En 2018 se fabricaron más de 90 millones de vehículos de combustión interna. Eso se tiene que ir acabando, por el bien de nuestra descendencia. Bastante problema es el tiempo que van a durar todos los vehículos térmicos en circulación, que requieren no solo de petróleo, también necesitan recambios, aceite… ¿y todo eso no contamina? Amoshombre…